Magaly Espinosa

El analfabeto del futuro no será el inexperto en la escritura,    

                                                           sino el desconocedor de la fotografía

                                                                                Lászlo Moholy-Nagy.

“Al captar el instante, la fotografía se privilegia en ese juego entre lo representado y lo real, abriendo la posibilidad de hacer arte y hacer un discurso que indague alrededor de su analítica: el espectador debe leer la imagen, no se puede conformar con observarla…” (1).

Tal afirmación pretendía acercar al lector en la comprensión de las particularidades de la obra de Nadal Antelmo, un creador difícil de clasificar, dada la diversidad formal y temática de su fotografía, así como los diferentes géneros fotográficos y tendencias artísticas adoptados a lo largo de su obra, tanto en dirección a piezas de contenido social y cultural, como abstractas y conceptuales desde las que activaba esa analítica que enriquece al arte. Su creación se ha deslizado entre fotomontajes, collages, escultura y fotografía digital, llevadas en ocasiones al nivel de instalaciones que le permitían alcanzar una mayor dimensión y complejidad en las obras.

La canasta, 1995

Su extensa producción fotográfica comienza en el año 1995, abarcando series de fotografía a color como son La canasta (1995), Un día de Ofelia (1999) Relato erótico (2000) Fantasía (2001) Surco del tiempo (2002) Foto TV (2004) la conocida Redes de Confidencias (2007-) junto a los envíos esporádicos de La Mentirosa,otras como Estética x Genética (2006) y también aquellas que hacen énfasis en lo textual, lo que significó, en el contexto de la fotografía cubana, un impulso para las posturas que priorizan el proceso analítico de construcción de la imagen, bajo cuya  perspectiva se pueden señalar entre otras la serie Filosofando con imágenes (2003-).

A su vez, valgan citar los nombres de algunos de los conjuntos fotográficos realizados con posterioridad a los señalados, en los que se disipan los límites entre los géneros de la fotografía, abriéndole posibilidades a los contenidos sociales y culturales, acercándose al denominado Nuevo documentalismo, a la fotografía conceptual y neoconceptual. Entre ellos se destacan: Azul (2007) Detritus, (2007) Cuestiones de estado, (2008) Leyendo el muro (2012), Los signos del cambio (2012) y la labor multifacética que bajo el tema del “gusano” (2010-) se diversifica a través de la fotografía, la escultura y el performance. Entre las instalaciones valga citar, entre otras, , (2015), Surco (2012-2020), El Mirón II (2019) y Caminando Cuba (2021).

Si queremos tocar la polaridad de su creación podemos elegir algunas de sus valiosas piezas, buscando conocer los saltos de contenido entre lo social, lo cultural y lo conceptual, por medio de los lazos que se tienden apelando a diversos géneros, tendencias y formas artísticas.

Instalación Foto TV, 2004

Para ello Nadal utiliza disímiles medios experimentales que juegan con el color, la perspectiva, imágenes abstractas y reales, grafismos, montajes, superposiciones, veladuras, usualmente girando de uno a otro y demostrando que lo esencial es el poder de la imagen para desdoblarse sobre sí misma o desaparecer tras otras apariencias.

Con relación al uso del color en la fotografía cubana, la curadora y crítica de arte Dannys Montes de Oca, haciendo alusión a los artistas Gory, Arturo Cuenca, Fors, y Yamila Lombar argumenta: “…Pero si bien estos artistas usaron el color como un elemento traído a colación (o añadido) en determinadas circunstancias, para Nadal la fotografía era el color, toda su obra está hecha desde la película de color y sobre sus presupuestos tecnológicos. Hoy con el arte y la tecnología digitales nadie se cuestiona su uso pero entonces el color no era artístico, las galerías cubanas veían con desconfianza su uso…” (2). Desde esta perspectiva es atinado hacer énfasis en la actitud mantenida hacia experimentar con los diversos recursos que brinda la fotografía, aspecto que lo convierten en un pionero, como es el caso apuntado por Dannys sobre el uso del color, buscando desentrañar urgencias, matices, síntomas de su medio familiar, social y cultural.

De la serie Relato erótico, 2000

Quisiera detenerme en una instalación realizada entre los años 2007-2010, nombrada 100 Retratos familiares cubanos, que posee un valor documental y de registro encomiable. Para ejecutarla, él le pidió a familiares, amigos, vecinos del barrio, curadores y críticos de arte conocedores de su obra, que se dejaran retratar eligiendo como locación un lugar de la casa donde vivían y la pose a adoptar, a su vez, despojándose de sus zapatos como si por medio de ese gesto los pudiera conocer mejor. Con tal propuesta ha logrado armar un registro, un abanico diverso y amplio de imágenes de las personas que integran la sociedad cubana del presente, pues los retratados están vinculados por diferentes profesiones y ocupaciones, razas y edades, fueran hombres o mujeres, ancianos o niños. En diversas ocasiones aparecían formando parte de la serie,  miembros de una misma familia, llegado a la obra por medio de esa cercanía familiar. Así se podía encontrar en la foto a Jacinto, director de la galería de Cárdenas, Yanier, artista independiente, Pipi, ginecólogo, Irma, esposa de Pipi, ingeniera, Naidea, vecina del  papá del artista, ama de casa, entre otros. Predominaron espacios domésticos muy humildes, indumentarias hogareñas o laborales, lo que  imprimía a la instalación una fuerte sensación de cómo somos, qué nos constituye, por medio de gestos, expresiones, poses y sobre todo, el medio íntimo que nos rodea.

Esta instalación se aproxima al díptico de José Toirac, Gente trabajadora y Los irrepresentables (1989), que ofrecía un acercamiento a hombres y mujeres de los que conocías por las ropas o determinados instrumentos sobre sus oficios o profesiones, junto a aquellos que dentro de la sociedad formaban una masa de personas sin vida laboral, esos que pretendemos no ver, pero que también la integran. Toirac los trae a la imagen componiendo el paisaje visual de oficios y profesiones más completo de la sociedad cubana, incluyendo  a seres comúnmente no representados.

Ambas obras se complementan, pero la de Nadal es más personal pues está integrada de amigos, vecinos, conocidos del mundo del arte y de la vida diaria, que han formado o forman parte de su vida, en la memoria o en el alma, necesarios para corroborar que el paso del tiempo va con ellos siempre.

También con un valor documental y de registro se pueden citar las series Los signos del cambio (2012), Azul y Detritus, estas dos últimas  realizadas  en el año 2007. 

En la primera se nos muestran letreros del barrio Santa Marta, donde el artista vivió varios años, en la provincia de Matanzas. Estos empezaron a aparecer en casas y espacios diferentes de la ciudad anunciando negocios privados, dándonos una información sobre la emergente economía privada y de su contraste con las condiciones precarias de muchos de los lugares que los acogían, convirtiéndose esas imágenes en un testimonio  pionero de la forma en la que comenzaron a surgir los mismos. Una de las imágenes recoge información de un espacio público en el que todo se resume: inscripciones en pared que dicen: “Compartimos alegres” “Unidad para la victoria”, un hombre pasando por la calle, vistiendo un pulóver ilustrado con un corazón separando la frase “I….N, Y” y el letrero de un negocio particular colocado en el portal de una casa anunciando “Peluquería Juliet”.

Por otra parte, la serie Azul sepuede ubicar en la vertiente del Nuevo documentalismo, ya emprendida por fotógrafos como Ricardo G, Elías y René Peña. La fuerza que ha ido cobrando esa vertiente en la fotografía contemporánea se comprende, teniendo en cuenta el interés de los fotógrafos por penetrar la realidad, por construir otros discursos anclados en valores antropológicos y etnológicos, por sustentar una mirada íntima sobre el entorno social y la vida cotidiana. En esta serie se muestran escenarios de los restos del central Humberto Álvarez, antiguamente llamado Dos Rosas, pueblo en el que transcurrió la niñez del artista. El fondo natural del cielo enmarca la imagen, los despojos que quedan del coloso azucarero viven entre la gente y causa una profunda impresión observar tanta chatarra convirtiéndose en parte natural de la existencia. Esta imagen se inspira en esa paradoja del tiempo en la que se acumulan acontecimientos, elecciones, sucesos y el medio natural y social que conviven como si fueran una misma cosa.

De la serie Azul, 2007

En una de las fotos la imagen está inclinada, la casa situada en un primer plano se  inserta entre los desvencijados hierros y parece que cae lentamente junto a la torre, el símbolo más fuerte del central que se encuentra a su espalda, paralelamente asoma en un costado el rostro de alguien que pasa, por lo que tal disposición le imprime un dinamismo a la imagen que la hace verosímil, porque no se distancian las realidades naturales de las sociales. Ese es el propósito del Nuevo documentalismo, una lectura que juzga, evidencia circunstancias y sucesos, en la misma medida que testimonia. No se trata solo de presentar las cosas, sino de lograr que las cosas hablen por sí mismas.

Con relación a la serie Detritus, el artista se apropia del mismo entorno que aparece en la serie anterior a través de variaciones composicionales. Un ingenioso montaje es aprovechado para colocar en medio del ambiente que rodea el central, una caña de azúcar diseccionada. La imagen se dilata, el paisaje penetra la textura del tejido de la caña que ha pasado a formar parte de él. En ocasiones, el paisaje natural y la chatarra  se integran a una misma realidad azotada por el viento, mientras que al pie de la imagen una diminuta figura humana hace su trabajo cotidiano.

De la serie Detritus. Chatarra Dulce, 2007

En estas piezas el creador se convierte en un auto-etnógrafo “…la narración  fotográfica en un testimonio intransferible, dotado de una subjetividad a través de la cual  lo que se cuenta, se muestra y se describe, implica un significado que forma parte de la propia vida del creador: el barrio, la ciudad, la familia o los amigos…” (3).

Él ha mantenido esta línea de fuerte contenido social junto a propuestas más apegadas a lo conceptual, a maneras tras las cuales texto e imagen se integran al mismo espacio, debaten la supremacía, conflicto que nos acerca a fotografías más complejas en lo formal.

La utilización de ambos elementos es un recurso estético que ha sido frecuente en la fotografía cubana y universal, en ocasiones apelando a textos que se incorporan a las obras. Lo anterior, puede apreciarse en varias de las piezas del artista Ezequiel Suárez, Rogelio López Marín y Hamlet Lavastida, entre otros. Este último se apropia de textos que inscribe en pared, con los que crea toda la obra, mientras que en una instalación reciente el fotógrafo Leandro Feal, La Revoluciò dels artistes, incorpora frases que completan el mensaje de la pieza.  Pero la forma en la que Nadal utiliza ambos elementos descansa en un procedimiento peculiar, creado para deslizarse entre abstracciones, representaciones y evocaciones semánticas, que le permiten enriquecer y estetizar la obra, logrando composiciones hermosas, delicadas y duras en ocasiones.   

En este propósito está empeñada la serie SILABISMOS (2003-), basada en la anexión de palabras divididas en sílabas, que se integran al desplazamiento visual de la imagen. A través de esta técnica se ha convertido en creador de un particular procedimiento. Sobre él  argumenta en sus notas personales “…Parto de un fotograma e intervengo la imagen con diferentes técnicas digitales, escribiendo sobre el negativo de 35 mm la sílaba, raspando la imagen, utilizando diferentes utensilios…” “…al principio las agrupé bajo el nombre de Graffitis, después las llamé Filosofando con Imágenes, hasta que en el 2009, decidí denominarlas SILABISMOS. Este nuevo estilo lo patenté en el 2003…son una especie de “grafitis mentales fotográficos” donde muestro Mi Historia, comparto sentimientos, dilemas e incertidumbres desde mi escudo creativo…” (4).

Silabismo. Todos Somos Iguales, 2003

Estos Silabismo fotocubierto, como también los nombra, son únicos en el mundo de la imagen, sobresaliendo entre ellos: Pintura, Sobreviviendo, promesas, peligro, limite, todos somos iguales, cambio, aprendizaje, poder, habana, tatuada, comprendiendo aproximadamente un conjunto de 19 obras, distribuidas entre dípticos y trípticos. Los contenidos dependerán del sentido que puede surgir al combinar imagen y palabra. Los más reiterados son los orientados a valores humanos, así sucede con la dicotomía de, Fidelidad, Manipulación Vicio o Bueno o malo, en este último, la imagen está formada por una pierna femenina y una masculina, la palabra aparece completa en las dos indistintamente, situando esa valoración en la incógnita que conlleva esa dualidad.

Las combinaciones a veces son caprichosas, se pueden extender a frases, como sucede en la obra titulada Vista hace fe, esta se distribuye a lo largo de tres imágenes, dividida en: vis-ta-hace fe, o la pieza Poder, que divide la palabra en letras, componiendo cinco fotos de grupos humanos que se concentran, van o vienen en diferentes direcciones, tomados de espalda o de frente, no parece importante que se les defina, es solo el poder que representa tal aglomeración.

Silabismo. Pe li gro, 2003

En la pieza Peligro, la palabra ha sido partida en 3 sílabas colocadas en diferentes imágenes, la primera es una oreja rodeada de un paño rojo, la segunda una lengua amarrada por un paño similar y la tercera un ojo abierto en iguales circunstancias. La más impactante es la lengua en la que el rostro está indefinido, adquiriendo un aspecto fantasmagórico, desde la perspectiva a la que son sometidos desde esta perspectiva los sentidos humanos.

Sobreviviendo, nos muestra un personaje que puede ser un peregrino o un indigente. Las tres imágenes están  divididas cada una en dos partes: en la superior se le percibe arrodillado, de espaldas, sobresaliendo las suelas de su zapatos y en la parte inferior  aparece velado el resto del cuerpo, en la segunda foto esta figura se nos acerca, en la tercera la imagen se invierte, no sabremos así si continuará su andar o sigue detenido. Una forma impactante de mostrar la sobrevivencia sosteniendo la palabra con imágenes que dicen sobre ella.

Límite, nos presente esa palabra dividida en tres partes, en una vemos una atractiva imagen que se inicia con la figura de una copa de vino rojo en la que se introduce un dedo, continúa la segunda con tres dedos dentro de la copa, en la tercera se desborda el vino al introducir toda la mano. El límite así lo determina la intervención del hombre que rompe con el equilibrio de las cosas. Sobre ella Nadal nos cuenta su experiencia alrededor de la pieza, con ese poder del arte de hablarnos sobre la vida: “…Con esta serie quería representar en imágenes la frase  “una gota puede colmar la copa”  Me inspiré en mis relaciones personales al crear esta serie…Sin embargo, con el paso del tiempo me he dado cuenta que los Límites se pueden desbordar en muchos aspectos de la vida, política, poder, género, razas, etc., por tanto mi idea primaria de creación sucumbió a los límites de la existencia humana…” (5).

Silabismo Pro mesas, 2003

El díptico Promesas presenta la imagen de un hombre de espaldas rodeado de una cadena, la cabeza está tapada por un globo rojo al que sostiene sus manos con las siglas pro y las restantes siglas que se ven en la segunda foto, mesas. En esta las manos tratan de zafar el cuerpo de las cadenas quedando sobre la espalda fragmentos del globo que ha sido roto. ¿Cuántas promesas permanecen en el camino de la vida sin cumplirse?

Las veladuras que las imágenes presentan al ser intervenidas incrementan su valor estético, la alejan de la representación, indefiniéndolas, armándolas de expresividad resultado de una experimentación que se apropia de valores propios a la pintura y la fotografía.

Al fragmentar la frase o la palabra, se crea un discurso a través del cual se fortalece el contenido narrativo de la obra, animando diferentes sentidos que nacen no solo de cada imagen por separado, sino a su vez, de la relación que surge entre ellas. Los SILABISMOS se lucen por la labor creativa emprendida por el artista para alcanzar composiciones visuales más ricas y complejas, que intuyen muchos de las difíciles circunstancias sociales que nos rodean.

Con ella el conjunto de su creación se cierra sobre sí misma, las dos vertientes desarrolladas encuentran un anclaje, tanto en lo contenidista, como en la experimentación emprendida a través de géneros, formas artísticas y medios diversos. Quedamos pues atentos a las nuevas entregas artísticas, siempre difíciles de pronosticar.

Notas:

(1) Magaly Espinosa. “Un mundo de imágenes que habitan en lo minúsculo”. Noticias de Arte Cubano. No 3. 2014. Para este texto los párrafos citados han sido ligeramente modificados en su redacción. Pp.14.

(2) Montes de Oca, Dannys. Nadalito a propósito de Estética x Genética y algo más.

(3) Magaly Espinosa. Un mundo de imágenes…Ob.cit. Pág.15.

(4) Nadal Antelmo. Notas personales del  artista.

(5) Idem.

Nadal Antelmo forma parte de proyecto BackroomArt con un detalle de su pieza La canasta.