Elvia Rosa Castro

Un ejercicio monográfico sobre arte abstracto se exhibe en la ciudad de La Habana. Se trata de La construcción del silencio, curada por Meira Marrero y Alejandro Jurado en varias salas del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales en el casco histórico de la ciudad. Un must seen, algo que no debemos perdernos.

Sandú Darié. Sin título. Escultura bidimensional. 160 x 125,5 x 15,5 cm. Colección CDAV

En el –suena lejano ya- año 1997 José A. Vincenchy Ramón Serrano curaron (con texto exquisito de Janet Batet) Pinturas del silencio, Galería Acacia, durante la VI Bienal de La Habana. En 2014 esa expo tuvo su especie de revival en El grito silencioso: voces en la abstracción en Cuba (1950-2013), galería Virginia Miller en Miami, 2014, curada por Janet Batet,  Rafael Diaz- Casas, y el artista José A. Vincench; y durante la 12ma Bienal de La Habana en 2015 Virginia Alberdi curó Gritos del silencio, todos constituyeron gestos curatoriales reivindicativos del arte abstracto cultivado por artistas cubanos.  

Ahora bien, a qué se debe esta seguidilla de títulos casi idénticos en un lapso de tiempo menor a los 25 años?  A qué se debe esa profunda empatía? Parece ser que el silencio le pertenece a la abstracción en sí. El interés de la abstracción de no-representar (aparentemente no hablar sobre), no figurar lo inmediato sensible se identifica con el silencio y, en otro nivel de interpretación, de alguna manera se relaciona con el olvido, lo oculto, o lo marginado. El silencio aquí posee algo de aurático en sí.

Pero este fenómeno va más allá de la aproximación formal y se cuela en una fisura de orden sociológico. Existe toda una ontologización del silencio en la producción pedagógica cubana del siglo XIX que trasciende el icónico martiano “en silencio ha tenido que ser”. Aconsejaba el Presbítero  Félix Varela, “Para la ignorancia afectada la mejor respuesta es el silencio”. Pero quien en mi opinión le puso la tapa al pomo fue Luz y Caballero cuando sentenció: “Comprensión del silencio como deber”. Si en Martí había un dejo pragmático tipo “la necesidad justifica el precepto”, el profe Luz ubica al silencio en el espacio de la norma y la moral. Sin ambages lo legitima. Esta normalización o dar por natural lo que me parecía un atributo del cinismo me llevó años de obsesiones y estudio, trazando una parábola personal que se movió desde el malestar a la aceptación. En algún momento, precisamente comentando una obra abstracta de José A. Vincench (factor común en las expos mencionadas), tildé al silencio de “calamidad moral”. Aunque siempre estuve consciente de que el silencio es un dispositivo moral de resistencia incrustado en el ADN insular. “Silencio prudente”, remataba otra vez el aforista Luz. (1)

Site specific de Daniel Rodríguez Collazo

No resulta extraño que tras, digamos, nueve años de intenso artivismo, desasosiego y beligerancia dentro del contexto artístico cubano se diseñe un muestra de naturaleza compilativa sobre la abstracción, precisamente emparentando a esta con el silencio. Por lógica el exceso (de acción) cede al reposo y la introspección.

Para Meira Marrero, el silencio es refundación. Suele afirmarse –y los curadores de La construcción del silencio se inclinan por ello- que la abstracción aparece en momentos de crisis, de manera cíclica por así decirlo. Todo ello me remontó a una fragmento de Rafael Rojas, quien, al analizar las tesis del italiano Roberto Espósito, afirma: “Cuando la política se vuelve escatología y se identifica con dimensiones ajenas a la presencia vital, como el silencio, la ascesis, el exilio o la muerte, surge entonces, no la “antipolítica”, que es política mal practicada, o la “apolítica”, que es la utopía del neutral, sino la “impolítica”, el reino de la ausencia, el funcionamiento público de una comunidad que no puede ser representada”.

Ojo con esta última línea! Es en este glitch epistemológico que surge la asbtracción en tanto modo (otro) de representación dentro de la lo que se conoce como Historia del Arte moderno. La abstracción como narcisismo atrofiado. La persona sin sujeto. Jamás sería no-representación ni nada por el estilo (de hecho es la abstracción como proceso mental quien da luz verde a la representación) sino la incapacidad para representarse de una manera determinada.

La abstracción como la imposibilidad y el cansancio de la Historia. Como grado cero. “La presencia sin deseo” de la banalidad. Puntualmente aquí vendría bien la reflexión de Juan Antonio Molina a propósito de la obra de Flavio y del arte posmoderno en general: “el placer estético no se vincula ya con la concentración en la trascendencia del objeto, sino más bien con la disolución del objeto de placer”, esto es, mirado desde la óptica de la abstracción, la difuminación de un objeto finito X o Y. La suspensión del símil y la sinécdoque. La abstracción como despojo.

Antonio Vidal. Sin título. 1966-1967. Collage sobre tela. 101 x 80,5 cm. Colección Estate Antonio Vidal

Se les reprocha a los curadores de La construcción…no haber traído a presencia a autores claves, no ya los conocidos como “históricos” sino contemporáneos y jóvenes que recurren a la abstracción como metodología de creación más allá de encarar la naturaleza formalista de la misma y esto pudiera ser un hándicap si no se entiende que no es una muestra antológica y que además se ve precisada por un límite físico-espacial: cuatro salas, a los sumo, del CDAV.

Me da la impresión de que el énfasis curatorial está más en el diálogo intergeneracional y en esa taxonomía derivada de los diferentes modos de ser abstracto que condicionó la museografía explicada por Meira Marrero en entrevista con Alex Fleites: “La museografía de esta exposición está elaborada en completa apoyatura a sus tres líneas curatoriales básicas: las joyas, el pensamiento y el gesto, que guían el discurso y sobre ellas la museografía.

“(…) Hemos dedicado un pequeño espacio, cual cofre, a las joyas, obras de los abstractos cubanos de la Vanguardia que estuvieron a nuestro alcance: Sandú Darié, Antonia Eiriz, Hugo Consuegra, Pedro de Oraá y Antonio Vidal.

José Ángel Vincench. Extremismo. 2022. Gold leaf 22 kl y acrílico sobre tela. Dimensiones variables

A ellas les sigue El pensamiento, espacio donde coexisten artistas abstractos puros con otros que no son exclusivamente abstractos, pero hemos elegido obras que han llegado a la abstracción por el proceso lógico del análisis, decantación, conceptos y la creación misma.

En esta línea curatorial tenemos a Flavio Garciandía, Eduardo Ponjuán, Diana Fonseca, Aluan Argüelles, José Ángel Vincench, Yeny Casanueva, Daniel Rodríguez Collazo, Enrique “Kike” Cabrera, Mario “Mallo” González, Alejandro Jurado, Evelyn Aguilar, Oslendy Hernández y Frank González Martínez. Es precisamente aquí donde hemos incluido el environment de Ricardo Labarca, su propuesta de hábitat como oasis sensorial del pensamiento.

Como tercer planteo, la línea de El gesto, entendido como evolución del pensamiento y apropiación del lenguaje gestual encapsulado en una obra; aquí vamos con Carlos Alberto García, José Villa Soberón, Julia Valdés, Rigoberto Mena, Enrique Báster, René Rodríguez, Alberto Herrera y Arturo Wong. Grandes nombres nos acompañan en las tres líneas. Honrarlos todos y a todos ha sido nuestra Osa Mayor”.

Pensada hasta en el último detalle La construcción… contó con una identidad gráfica a cargo de Claudio Sotolongo, quien se integró con organicidad a los propósitos de la  muestra. Y para rematar, la exposición contempla la hermosa idea un taller semanal con un artista diferente nómina de la expo y niños de la comunidad. (2)

Hay un contexto general de desidia y renuncia en la isla que sin tenerlo en cuenta sería casi imposible entender la naturaleza extraordinaria, casi heroica de esta exposición. Contexto crispado en el que esta misma reseña no sería bien acogida, ni siquiera porque esté bien o mal escrita, atinada o hilarante, sino porque la expo se da dentro de la institución.  Lo intuyo en esa entrevista a los curadores y lo experimenté también dos meses atrás. Pero más allá de esto, que a la postre será anecdótico cuando las cronologías y las generalizaciones historiográficas nos pasen la cuenta, queda este ejercicio de doble sofisticación (la de la abstracción en sí  que casi siempre lo es, y la de la estructura curatorial); otra coordenada necesaria a la hora de reconstruir el mapa cognitivo de esta expresión.

La construcción del silencio se alinea (y amplía el espectro) no sólo con esas muestras mencionadas arriba sino que convive con la refinada La línea del tiempo, de José Rosabal en Factoría Habana, y con otros ejercicios curatoriales monográficos y textos esclarecedores: en mayo del 2004, Nelson Herrera Ysla curó en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam la exposición Mayo abstracto (“movida de raíz abstraccionista”). Ya Nelson había curado otra en 1997 en el propio Lam. Abstracción viva, se expone en la 8va Bienal de La Habana también bajo su curaduría; y A puro color, fue una colectiva en Luz y Oficios (2022); la excelente e histórica muestra en Corral Falso, Armando Morales Riverón: otra apuesta para ver (2019). En las revistas Artecubano No. 1 del 2001, y en la No. 2-3 del 2003 son publicados sendos textos de Pedro de Oráa y Julio Ramón Serrano titulados “Vigencia y continuidad de la pintura abstracta” y “Abstracción y algo más, respectivamente”.

La investigación derivada en libro de Ernesto Menéndez-Conde Arte abstracto  e ideologías estéticas en Cuba y la expo La otra realidad. Una historia del arte abstracto cubano, Museo Nacional de Bellas Artes (2011) curada por Elsa Vega vendrían a rematar esos años de incesante reivindicación. Todo ello en cuanto al panorama local se refiere (Miami y NY se incluyen en mi versión de lo local) pero hemos de reconocer que el revival promocional de la abstracción a nivel internacional y el reconocimiento tardío a Carmen Herrera en buena medida han pavimentado el camino de la justicia histórica.

Nómina de los artistas invitados a La construcción del silencio:

Evelyn Aguilar, Aluan Argüelles, Enrique Báster, Enrique Cabrera, Hugo Consuegra, Yeny Casanueva, Sandú Darié, Antonia Eiriz, Diana Fonseca, Carlos Alberto García, Flavio Garciandía, Julio Girona, Frank Gonzalez Martínez, Oslendy Hernández, Alberto Herrera, Alejandro Jurado, Santiago Kender, Ricardo Labarca, Rigoberto Mena, Pedro de Oraá, Eduardo Ponjuán, Mario (Mallo) Gonzalez, Rene Rodríguez, Daniel Rodríguez Collazo, Claudio Sotolongo, Julia Valdés, Antonio Vidal, José Villa Soberon, José Ángel Vincench, Arturo Wong

Notas:

(1) Véase Elvia Rosa Castro. Aterrizaje. Después de la crítica a la razón cínica. Ed. Luminaria, 2012. El segundo capítulo de este libro se titula “El silencio se desencadena (introducción al diogenismo cubano)”. Aquí en este blog he publicado fragmentos del primer capítulo.

(2) Les cuento una anécdota para que los elitistas entiendan estos gestos fuera de la demagogia. Cuando Sandra Contreras y Vivian Companioni dirigían el Espacio Seis-Seis en La Habana Vieja contemplaron este tipo de acciones con niños del barrio. Allí, todos iban al baño en tono asombrado y risitas nerviosas para luego confesarle a Sandra que nunca habían visto una taza sanitaria. Ocurrió, supongo que ocurre…

En portada: Aluan Argüelles. Teoría e Historia I. 2023. De la serie Ideas peligrosas. Hollín y cenizas resultantes de la quema de ejemplares de prensa nacional sobre lienzo. 120 x 120. Díptico