Un día como hoy, más católico, en 1920, en Wadowice, Polonia, cuando una cebolla no era de Monsanto pero tampoco propia, vino a este Valle de Lágrimas Karol Józef Wojtyła. Como no le gustaba que le llamaran así, aplicó para Papa y lo aceptaron y se pudo cambiar el nombre en el carné de Papa que te dan. ¿Por qué se puso, pues, Juan Pablo II? Porque, siendo también poeta, apreció con empeño esta muestra lírica de su predecesor: “La meta es ser Juan Pablo: yo he llegado antes”.