Osmany Suárez Rivero

Primero el auricular contra el rostro, un extremo sobre la oreja y el otro sobre la boca. Luego, aquel marcador rotatorio que al girarse producía pulsos que interrumpían el flujo del circuito y finalmente, el timbre de repiqueteo… Usted olvídese de whatssap, telegram o signal porque aquello tenía un encanto singular, sobre todo si se te trababa el dedo en el marcador o si se te enredaba el cableado en el cuello.
¡Usted tampoco sabe la agonía de esperar una llamada al lado de aquel artefacto! ¡Usted desconoce lo que era ir a la Pública para hablar desde un fijo, mientras todo el barrio escuchaba si tenías amebas, si cogiste sarna jugando con el perro o si te habían suspendido al niñx en la primaria por pediculosis…!
Pero nadie en la música cubana ha logrado apresar esa relación de amor-odio con el teléfono fijo como Isaac Delgado. Posiblemente “el 443025” haya sido el número telefónico más famoso de los años noventa en Cuba, que gracias a las cualidades connotativas del populus derivó en el parlé más recogido por los listeros en aquellos lustros. Gente prestigidando por meses un único salario de 128 CUP para jugar el 44 (Año del cuero, lesbiana, infierno…), el 30 (camarón, almanaque, arco iris…) y el 25 (piedra fina, casa, Sol..) para ver si podía echar la placa o comprarse una karpati…
El Chévere de la Salsa siempre en talla, siempre dando la hora!!!