En los últimos meses SECCA (Southeastern Center for Cotenmporary Art) ha expuesto a dos artistas de origen latinoamericano y de qué calibre! Primero fue Aimée García y su expo The Skin under the Jungle (noviembre de 2022), una muestra en donde sus piezas transitaban del retrato y el autorretrato a la abstracción. De sus denuncias sobre la experiencia femenina en las sociedades patriarcales al tema de la emigración, específicamente la que ocurre por la cordillera del Darién. Además de pintura, Aimée vuelve sobre otro recurso tradicional: el bordado.

Ahora SECCA ha traído a sus predios a la artista de origen peruano Kukuli Velarde y su serie Corpus, que da título a la expo. Como Aimée, Kukuli recurre al autorretrato y a elementos de la tradición cultural precolombina tan importantes como la cerámica y el tapiz textil. Estos serían elementos que han acompañado casi toda su carrera artística aunque en la serie Corpus el autorretrato no está presente.

Ahora, quién es Kukuli Velarde? Kukuli Velarde Barrionuevo nació en Cuzco (Perú) en 1962. Hija de la periodista y escritora Alfonsina Barrionuevo y del periodista Hernán Velarde. Su acercamiento al arte fue precoz, y fue considerada una niña prodigio,  hecho que la obligó a vivir una infancia llena de responsabilidad y rigor disciplinario. “Siempre añoré la libertad de mis amigas de la escuela”, afirmó. Actualmentela artista reside en Filadelfia.

Aunque es pintora y declara haber llegado a la cerámica por casualidad, esta se ha convertido en su eje creativo y de expresión, elevando a la categoría de lo artístico un hacer que era considerado meramente utilitario y artesanal. Kukuli Velarde ha desarrollado su obra escultórica en torno a la re-interpretación de la cerámica precolombina y de la iconografía colonial para discursar sobre la realidad peruana y latinoamericana en general, identidades atravesadas por las herencias –vivas- indígena y colonial con sus respectivas secuelas de racismo, exclusión, y sexismo. También saetadas por el saqueo y el préstamo cultural.

Hay una serie muy conocida de Kukuli, Saquéame, papi, basada en obras cerámicas donde se “actualizan y personalizan las obras de diferentes culturas y pueblos (Shipibo, Maya, Moche, Nazca, etc), devuelven la vida a unas piezas que llevan siglos encerradas en urnas, a las que se les ha robado el alma y la expresión a cambio de convertirlas en piezas arqueológicas, de museo. El uso de su propio rostro en estas vasijas es una declaración de principios: integra su realidad en la historia de su cultura, como descendiente de indígenas, pero también de los conquistadores; como mujer sexuada en un mundo de represión sexual. Al igual que en la religión católica la herencia judeocristiana parece ensimismarse en la culpa y encontrar la redención en el castigo, a sus personajes se les denomina con las más duras palabras: «salvaje», «lasciva», «pinche», «jodida indeja» o «Chola puteadora», como forma de señalar de forma contundente lo irracional de la injusticia, el racismo o el machismo”.

Ahora en SECCA se presentan 15 piezas de cerámica con sus respectivos tapices y un video que documenta la tradicional procesión del Corpus Christi en la ciudad del Cusco en 2014 bajo el título Corpus. Esta serie constituyen cerámicas híbridos en las que yuxtapone las iconografías indígena y católica, específicamente la relacionada con la procesión del Corpus Christi. Desde ahora les adelanto que esta serie es un tratado sobre la resistencia cultural, el sincretismo, la transculturación, y las hibridaciones inconclusas. De la tolerancia como estrategia de resistencia a la colonización (en este caso la española) y de la perseverancia de las tradiciones culturales y creencias milenarias. Es un ejercicio artístico sobre la capacidad de solapamiento y la supervivencia en un contexto hostil.

Según la propia artista, el proyecto se llama “CORPUS: Arte Contemporáneo e Identidad Histórica. Un estudio del Patrimonio Estético Peruano a través del Arte”. Se compone de esculturas de cerámica basadas en iconos católicos que conforman una festividad conocida como Corpus Christi en Cusco, Perú.

Y continúa:

“CORPUS narra la historia de mi país de origen. La colonización y la colonialidad durante siglos han obligado a poblaciones, entre otras cosas, a dejar atrás su sentido estético regional, incluyendo, peligrosamente, la comprensión de su propia belleza personal. La consecuencia es la creencia de que existe una estética universal, a pesar de que en realidad aquella denominada como tal está enraizada en cánones europeos de belleza, los cuales no corresponden a todas las poblaciones del mundo.

CORPUS tiene como objetivo fomentar la reflexión sobre el significado de supervivencia de una cultura en contraste con la existencia de una cultura. Hacer hincapié en la importancia de comprender la historia del Perú, como una continua secuencia de vida, lo que implica comprender las diferencias entre herencia versus apropiación; estética propia versus estética foránea y creación versus repetición. CORPUS también intenta enfatizar dentro de nuestra conversación sobre el arte la existencia de otras estéticas diferentes a la estética occidental, todas merecedoras de respeto.

Elvia Rosa Castro visitando la muestra

A la llegada de los conquistadores españoles había 350 Wakas en la ciudad Inka del Cusco. Estas fueron las entidades / lugares sagrados que representaban elementos cósmicos, atmosféricos y terrígenos. Uno de los primeros actos de los colonizadores fue erigir santuarios y templos en cada uno de los lugares sagrados donde estas entidades estaban ubicadas. Posteriormente, en 1572, se estableció la festividad católica española del Corpus Christi, la que desde entonces se celebra anualmente. Durante dicha festividad, quince iconos se movilizan en los hombros de sus fieles en procesión desde sus santuarios. Se dice que algunos de ellos son entidades nativas no cristianas disfrazadas. Por ejemplo, una Virgen María es patrona del granizo y el fuego; y Santiago, el patrón de los soldados españoles, es Illapa: el trueno, el relámpago y el rayo. El sincretismo a través del cual las entidades precolombinas sobrevivieron ‘ocultas’ es una prueba de la continua lucha entre dos mundos cuya hibridación total nunca se llevó a cabo. Es testimonio a su grandeza y su poder milenario, pero también a su derrota. Irónicamente, su supervivencia también es testimonio de la derrota del conquistador, que no fue capaz de desterrarlas al olvido. El proyecto CORPUS juega con la idea de que cada una de estas esculturas barrocas se ha transmutado en la identidad prehispánica que habita en ellos, que están vivas y bien a pesar de cientos de años de cautiverio”. 

Con excelente serie Corpus, ahora en exhibición en la costa este de los Estados Unidos, Kukuli Velarde obtuvo en 2014 el Gran Premio en la Bienal Internacional de Cerámica de Gyeonggi (Corea del Sur).