Meira Marrero (1969) y José A. Toirac (1966)

Ave María, 2010

El dueto Marrero-Toirac pocas veces ha sido reconocido como tal. El peso del reconocimiento ha recaído en Toirac, ya sea por descuidos críticos e historiográficos, por subestimación genérica… , o prejuicios académicos y genéricos también. Pero si estudiamos, incluso superficialmente, veremos que muchísimas obras están firmadas por ambos. Ave María es una de ellas.

Cincuenta y cinco versiones en madera y yeso de la Virgen de la Caridad del Cobre coleccionadas en diferentes ciudades cubanas y estadounidenses, una cita de José Martí y una mesa pintada de azul cobalto componen esta pieza que podemos considerar atípica en la producción del dúo. Es cierto que el arquetipo religioso está presente en varias de sus obras pero fuertemente vinculado al político. Aquí, en Ave María sin embargo, hay una emotividad que aunque asentada en una metodología conceptual y en la analítica a la que nos ha tenido acostumbrados este dúo, es inédita. Si hay una obra empática en su producción, esa es Ave María.

Les reproduzco in extenso la reseña que Janet Batet escribiera para El Nuevo Herald:

La Virgen de la Caridad, Patrona de la isla de Cuba, es sin lugar a dudas el símbolo de comunión por antonomasia de la identidad cubana. En 2010, el dueto integrado por Meira Marrero (La Habana, 1969) y José Toirac (Guantánamo, 1966) realizaron Ave María, una suerte de altar errante a la Virgen de La Caridad y, sobre todo, un altar a la nación cubana.

“Esta obra explora la identidad cultural cubana más allá de las fronteras geográficas y políticas.” Explican Marrero-Toirac. “Las estatuas fueron colectadas en diferentes ciudades de Cuba y en cinco ciudades de Estados Unidos donde los exiliados cubanos han jugado un rol histórico y social significativo: Tampa, Miami, Los Ángeles, Nueva Jersey y Nueva.”

Sobre una tabla de aproximadamente 5 metros de largo, conviven 55 vírgenes (“el número 5 y sus múltiplos son atributos de Ochún –apunta la dupla para que nada ha dejado al azar). La tabla se escogió como soporte porque según recoge la tradición, la imagen de la virgen que se encuentra en El Cobre apareció a principios del siglo XVII flotando en la Bahía de Nipe sobre una tabla que tenía inscrito “Yo soy la Virgen de la Caridad.” Todavía hoy, en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre se conserva a la vista del público un trozo de madera que se afirma es parte de esa tabla que sostenía la imagen. El resto, hoy desaparecido, se perdió porque los peregrinos le arrancaban astillas para llevárselas como recuerdo.

A cada costado de la tabla, de azul intenso, está grabado en dorado, en español e inglés, una frase extraída del histórico discurso que José Martí pronunciara en 1891 en el Liceo Cubano de Tampa para los tabaqueros y exiliados cubanos que generosamente contribuían a la libertad de la isla:

“O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos (…) o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos”.

Sobre la tabla se despliegan entonces las versiones más variadas de la Virgen de la Caridad, desde objetos de valor antropológico que datan del siglo XIX hasta estatuillas made in China.

Ave María es un altar a la diversidad de la nación cubana y a la pluralidad de esa república inclusiva anhelada por Martí de la cual es epítome su frase “con todos y para el bien de todos.” Es también, como explican Marrero-Toirac, “una plegaria por la unidad de la familia cubana que ha cultivado, dentro y fuera de la isla, esa identidad sincrética e innegable que la Virgen de la Caridad del Cobre resguarda y simboliza.”

Ave María ha sido expuesta con antelación en varias ciudades de los Estados Unidos. Primero se exhibió en Mattress Factory, en Pittsburg, institución que financió en parte la realización de la obra; luego, en Nueva York en The 8th Floor (parte del The Shelley & Donald Rubin Foundation) y, más recientemente, en el 2013, en la University of South Florida Contemporary Art Museum (USFCAM), en Tampa. Para el dúo era vital mostrar la pieza en Miami por la importancia que tiene esta ciudad para la comunidad cubana. Concebida a medio camino entre obra de arte y exvoto, Ave María seguirá su recorrido, pues es justo el sentido de peregrinaje y comunión el que anima la pieza.