Luis Gárciga (1971)

Mi familia quiere un cambio, 2007

Debo decir que esta obra, junto a Cielo concreto de Yornel Martínez, fue la que me me hizo caer en cuenta del cambio de paradigma y desplazamiento ético en la sociedad cubana. A partir de ella comencé a estudiar y a esgrimir la tesis expuesta en De la megalomanía ética a la bobería al nullpunkt que luego sería reactualizada con el ensayo Cubanos en el siglo XXI… Para mí, al menos, esta obra es clave para entender cómo ni Cuba ni el discurso artístico volvieron a ser los mismos, aunque debo decir eso sí, que las investigaciones, videos y obras objetuales de Ernesto Oroza sobre la ideología pragmática del cubano venáin abriéndome el camino.

Mi familia quiere un cambio es un vídeo filmado en fragmentos de casas en construcción. El cambio al que se refiere el título no es político sino doméstico pues visto está que “la política no cabe en la azucarera”. Aquí Gárciga nos entrampa con un título literal que crea bastante suspicacia al leerlo.

En este caso el artista sólo registra, documenta sin apenas intervenir. Sus protagonistas se “están representando a sí mismos” cuando explican qué van a realizar dentro de sus casas: baños nuevos, cuartos. La familia traza nuevos diseños para el hogar. Lo que me llama la atención en este vídeo es que el autor apunta a algo: a cómo el héroe y la hazaña se constatan en el día a día, y cómo el espacio geográfico se vuelve más tópico y prensado: de la patria a la casa; de la escuela al repasador, del colectivo al yo. De la lucha por un ideal a la lucha resumida en conseguir lo elemental para sobrevivir el día a día. En esta obra, la persona que posee un proyecto es la medida de todas las cosas, no un ideal que ya se les ha vuelto inalcanzable o abstracto. La noción de emancipación se traslada a un terruño en que ahora se entra voluntariamente. La persona se traza una meta al tiempo que es capaz de pensarla y se conoce apta para cumplirla, sin pretensiones metahistóricas ni relatos increíbles.

Puedes ver el video en este link: