Héctor Remedios

Telepatía, 2015

Junto a Luis Manuel Otero con su Miss Bienal, Héctor Remedios fue el artista más libre que pude ver durante los primeros cinco días de la 12ma Bienal de La Habana. Se preparó para ello durante más de un año (o tal vez toda su vida) y lo logró. Con su obra Telepatía no sólo dinamitó el totalitarismo implícito en una convocatoria y la selección que de ella se genera, sino que traspasó su escenario de operaciones sin que lo percibiéramos: de artista él pasó a crítico, y su bondad fue tal que sus “impresiones” las compartía con veintitrés agentes del mundo del arte. Porque esos SMS encriptados que algunos recibimos fueron la traducción del placer o el disgusto con que él consumió obras de arte por todo el evento. Su gesto, por tanto, fue una acción parasitaria, como la mía, como todas, que dependía de la existencia de otras –en este caso obras- para existir.

Así lo describe su autor:

Construcción de un casco conectado a un traje que monitoriza la actividad cerebral (de mi vida cotidiana)durante una semana en el marco de la Bienal de La Habana. Este registro encefálico será reportado cada vez que se produzcan variaciones en las ondas Alpha 1 en un mensaje de texto vía SMS a los críticos, curadores y galeristas más importantes del país. También se producirán llamadas en las que se podrá escuchar dicha actividad eléctrica interpretada como sonido. Los mensajes de texto incluirán la posición geográfica desde la cual se está enviando. El dispositivo estará programado para interpretar la actividad eléctrica del cerebro con el fin de mantener a los agentes legitimadores del arte informados del estado de su funcionamiento.

El texto que escribí sobre esta obra y que incluye partede lo que aquí les comparto, se tituló Una obra perfecta. Transmisión de pensamiento: literalmente y sin trámite. Por el título ya pueden imaginar la estima que le tengo. Ese chivo electrónico que Héctor nos pasaba free era literatura, bibliografía a consultar cuando quisiéramos escribir, tertuliar o blasfemar sobre el artistaje en la Bienal. O simplemente analizarlo a él. Nunca había visto tanta desnudez: exhibir el pensamiento de la manera más bruta y simbólica que pueda existir. No importa si entendíamos o no ese cúmulo de información; lo interesante es la naturaleza de la propia acción y su efecto descentralizador e inquietante. Lo que importa es, en definitiva, cómo se desentiende de la representación al uso y funda una metafísica que se realiza o cumple en la tecnología, echando por tierra las aspiraciones utópicas de la imagen artística tradicional. Telepatía es, anoten esto, la fundación de una ontotecnología asentada en la diferencia, en lo transversal, en la desidentidad, en lo móvil y en el carácter efímero que llena de energía cada evento. Es una ontotecnología blanda y sensual.

Esta obra integra mi slide show sobre arte hecho por cubanos que voy enseñando por ahí. Para mí ese esencial. Colaboré por ello para su libro y formó parte de La hora del cuero, en Aglutinador, eexpo que curé como parte de la serie Curadores come home, diseñada por Sandra Ceballos.

Esta es la portada de su libro con link incluído: