Carlos Garaicoa (1967)

Acerca de esos incansables atlantes que sostienen dia por dia nuestro presente, 1994-95

En un período de cinco años -1994-1999- Carlos Garaicoa realizó obras exquisitas recogidas en tres exposiciones nucleares: El sueño de la razón, junto a Pedro Abascal, El espacio decapitado, Jardín cubano, jardín japonés y Mi primer y último homenaje a la arquitectura y al Marqués de Sade. En términos generales, en la otras se respira un aire afrancesado. Pero eso es evidente. Si nos detenemos en ellas vemos la fascinación de su autor por dos textos claves del pensamiento postestructuralista francés: Arqueología del saber, de Michell Foucault y El placer del texto, de Roland Barthes.

En el catálogo para El espacio decapitado, Garaicoa deja clara su fascinación por dichos presupuestos teóricos:

Yo veo la ciudad como un gran texto en la cual soy un fragmento, y la vez, el camino para su deconstrucción e interpretación. Objetos y espacios estan clamando algo que yo también estoy urgido de decir, confirmándome esa suerte de sensación mística y lúdica de toda imagen. Nuestra historia aún no ha sido escrita, su verdadera fuente está en las calles que camino, en las líneas que estas calles dibujan sobre mí.

En Acerca de esos incansables atlantes que sostienen dia por dia nuestro presente, en la foto “original” el edificio se encuentra típica y cansonamente apuntalado, mientras la segunda parte resulta una versión de ella, un proyecto donde los puntales, a través de un dibujo exquisito, son sustituidos por Atlantes, hombres monumentales, protagonistas de la utopía platónica que más que soportar una edificación, están aguantando el peso de nuestra cotidianeidad. La condición de extraño arquitecto no lo dejará jamás.

La ruina fue el espacio predilecto por Garaicoa durante mucho tiempo más ello no es razón suficiente para hablar de una escatoloadicción, pues a ella se le enfrenta un futuro, un proyecto. Ahí radica unos de los principales atractivos de su obra: más allá de la solución formal, cuidada con lupas y visualmente bella, la obra de Carlos Garaicoa se mueve entre el atractivo ideológico del texto posmoderno (la seducción de lo micro, de la huella, del fragmento) y la aspiración moderna (el proyecto, la sanación y la naturaleza utópica de cada una de sus obras).