Héctor S. Martínez

Párrrrrrragueño, como la CuCu. 

Nelson le manejaba mientras él manejaba La Habana.

Padre espiritual de Hectico, artista revelación de cómo ser coloráo y no morir en el intento. Control total de los hilos del arte pre-farándula: de Suyu a la Bienal de Venecia.

Cumpleaños apoteósicos con Juana Bacallao, El Tosco, y folklore… mucho folklore.

Productor artístico con conexiones en el Olimpo de Pogolotti y las entrañas del MINCULT. Director creativo con precisión quirúrgica: es sencillo, quiero magia, luz y color. Feliz desconocedor de cómo aumentar el tamaño de la letra en Microsoft Word; “es que Windows Vista es una mierda”.

Intensidad laboral nunca en modo avión, pero Vanguardia Internacional con más horas de vuelo que el Aeropuerto Internacional de Las Vegas, en Infanta.

Embajador Plenipotenciario de la cascarilla, Juanito es Cuba dentro de Cuba. Aquella que no se tragó la muela roja y se resistió al de-8-a-5 y la libreta. Escudero de Mendive y la cultura. Re-parido por Nisia Agüero, sigue pariendo proyectos de La Acacia al Lincoln Center. Armador de unos libros masacotúos y sus respectivas expos serpentinescas*, con un ejército de secuaces con frecuencia encabezado por la dueña de “Si no lo conozco, no existe”.

Comisario coleccionista de camisas sicodélicas, bautizado como Juanito Suchel en un intento bajo y vano de quienes lo quieren mal: los que no van a conocer a los Reyes de España, no lo saludan. Y se lo pierden porque lo guarda ese muerto que baja a lo Pierre Restany, puntual en cada charla: da igual si de arte o de tráfico ilegal de croquetas de coq au vin.

Cazador nocturno, cazatalentos, cazarrecompensas. De ir pa´rriba de la caliente cuando la Guerra Fría, en la era pre-Chupetín del Arte Cubano. Y ahí sigue el Almirante de un documental de Rolando. Guardafronteras que vive cazándole la pelea a Yemayá, detrás del muro, con un ojo que lo ve todo, y lo que no, se lo i-maquina.

Géminis como la Marilyn y el Kanye. Culpable de tráfico y receptación de buen gusto.

Ashe

bara-a alayure sokké boddá

*¿o era al revés?