Apuntemos esto: la idea de colección de datos finitos y verificables nació rodeada de un lente (telescopio) y de un objetivo: planetas, estrellas… ¡En la misma época en que se inventa la Fotografía! Y esta, a su vez, utiliza un arsenal de principios muy similar a las herramientas de la Sociología. La Fotografía surgiría para bajarle un poco los humos al arte: a la tiranía de la perspectiva, al aura de la pieza única y del elitismo. Apareció para enviar a las duchas al ego  autoral luego del mediotiempo. Vendría a rociar un poco de eficiencia en medio de la complacencia.

Elvia Rosa Castro

El positivismo, en un momento, trató de bajarle los humos a la metafísica, dejando de lado la especulación y, por supuesto, los discursos abstractos de los grandes relatos. El positivismo, en tanto compilación sospechosamente objetiva de datos y registros, se volvió atractivo en el siglo XIX y constituyó uno de los pilares de la materia que lo acogió: la Sociología.  Su fundador, el francés Augusto Comte, expuso las ideas básicas de esta nueva asignatura en un prólogo a  un libro de Astronomía popular. Apuntemos esto: la idea de colección de datos finitos y verificables nació rodeada de un lente (telescopio) y de un objetivo: planetas, estrellas… ¡En la misma época en que se inventa la Fotografía! Y esta, a su vez, utiliza un arsenal de principios muy similar a las herramientas de la Sociología. La Fotografía surgiría para bajarle un poco los humos al arte: a la tiranía de la perspectiva, al aura de la pieza única y del elitismo. Apareció para enviar a las duchas al ego  autoral luego del mediotiempo. Vendría a rociar un poco de eficiencia en medio de la complacencia.

Nada personal (1) contiene esos ingredientes y retoma cierto espíritu del Taller de Arte de Conducta, juntándose a Leandro Feal y Claudio Fuentes. A veces procesando y relacionando, otras, simplemente registrando y esperando. Hay, no puedo negarlo, ficción histórica, guiños intertextuales, parodia, parábolas y narrativa, pero todo eso está en función de anular el verso, reducir la muela  bizca de la metáfora hasta donde se pueda. También se aleja del cloro de cierta movida minimal. La teatralización de varias piezas convive con la estetización del documento y de la memoria expuestos en franca  insolencia, como requiere el contexto,atestado de una anomia fosforescente. Estas piezas son el resultado de un  create dangerously, de la noción de que el arte no debe reducirse a monólogos, sobre todo cuando estamos en el mar abierto (2). A la deriva y sin amparo, agrego.

El “tal cual” de Nada personal supone una condición trascendente del gesto y una desnudez en tanto dispositivo crítico. Con un hálito aparentemente inofensivo Nada personal zarandea la cadena mientras le dice al mono, no es contigo, no hard feelings bro, esto es sólo de algo que constato.

Tal colección de eventos verificables representa el lado inocente y dinamitero del archivo (3).

Notas:

(1) Muestra colectiva de jóvenes fotógrafos. D’Nasco Studio, Calle Espada No. 214 e/ Jovellar y San Lázaro, Centro Habana/ Noviembre 2017. (¿El título de la muestra supone un diálogo con Estrictamente personal (1987), o con Estrictamente impersonal (2012)?).

(2) Idea de Albert Camus. Su libro L’ artiste et son temps fue traducido al inglés como Create dangerously.

(3) En la década del 70 la Sociología fue desterrada de la Universidad de La Habana, acusada de ser una ciencia burguesa, entre otras razones. La “opinión del pueblo” fue capitalizada y monitoreada desde las oficinas del Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR) del Comité central del PCC, incluso luego de reabierta la especialidad a mediados de los 80. No hay profesionales en Cuba tan frustrados como un sociólogo y  un arquitecto. La verificación con que opera la Sociología mete miedo y sólo es en el terreno autónomo del mundo del arte donde algo puede hacerse, como Henry Eric con el clásico Sucedió en La Habana por ejemplo.