Yaysis Ojeda Becerra

🎯Damián Valdés Dilla (La Habana, 1970) desde niño dibujaba, hacía caricaturas e inventaba sus propias historietas. Dejó los estudios siendo un adolescente. Habían empezado los episodios de esquizofrenia y tuvo que buscarse la vida en lo que pudiera sin abandonar las artes plásticas. Trabajó el pirograbado, la talla en madera, la cerámica, hacía pinturas murales en las calles y collage. Incursionó en el género Hip hop, se vinculaba con el movimiento de grafiteros de La Habana y publicaba sus dibujos en la revista El Caimán Barbudo. Un día, de trozos de madera empezó a construir maquetas a gran escala, que a modo de instalaciones representaban bases militares. Luego le siguieron sus ensamblajes: esculturas de aparatos voladores que realizaba con cables, bolígrafos, pedazos de equipos electrónicos, juguetes y chatarra. Eran inventos, frutos de la precariedad y del ingenio, que solía visualizar previamente. Ante la dificultar para obtener materiales y almacenarlos, vinieron los dibujos a tinta de fantásticas ciudades sobre cartulinas y cuadernos, donde fusionaba distintos estilos arquitectónicos. El ritmo de estas escenas urbanas se veía condicionado por el movimiento de automóviles, motos, autobuses, submarinos, tanques, helicópteros, globos dirigibles y aviones, que en ocasiones eran parte de batallas y bombardeos. Cuando dibuja estas escenas, suele hacer efectos de sonidos con la boca, es su manera de vivirlas, de sentirse parte del momento como un protagonista más dentro de un juego de guerra donde nadie muere. Damián permanece medicado y sufre episodios de pánico, pero nada frena ese impulso creador que lo ha llevado a exponer en diversas galerías y ferias de arte en Francia, Los Países Bajos, Alemania, Portugal y EU.
Y mientras sus obras dan la vuelta al mundo y forman parte de prestigiosas colecciones de Art Brut, dentro de la Isla apenas se le reconoce su status de creador.🔥🔥🔥