La única comunicación posible con un muerto amado
es intentar reconstruirlo, darle vida con la nuestra.
Antón Arrufat, Virgilio Piñera entre él y yo.
Desaprendiendo es un proyecto de instalación y performance en memoria de mi Maestro Filánder Funes (El Salvador, 1956-2015). En sus minutos postreros me encontraba finalizando el proyecto de curaduría Estrictamente personal. Homenajeaba –con esa fuerza que nos da lo que en silencio dedicamos y aún sin saber, como es lógico, el trágico destino que le aguardaba– su presencia en mi vida. Lo hacía no solo de manera general con la puesta en escena del proyecto, sino de manera particular con mi participación dentro de él con los performances Sesenta minutos, el instante perpetuo y Un ejercicio de poligamia, sesenta voluntarios para besar a la artista. Luego de una prolongada pausa en nuestra comunicación electrónica aguardaba al día siguiente del estreno para reencontrarle y contarle. Para ese día ya estaba muerto. Su muerte era
noticia en las redes sociales. Solo yo, ocupada como estaba en las urgencias del montaje de Estrictamente personal, no lo sabía. Si he escrito cursivas en las alusiones teatrales es porque Filánder Funes era mi maestro de la clase de Actuación en el Instituto Superior de Arte.
Para Desaprendiendo, el espacio total de la galería debe sugerir un hermoso jardín, a la vez abandonado; la belleza de la melancolía –digamos–, la atracción de lo anómalo.
En el área donde sucederá el performance, el jardín estará montado sobre una plataforma de madera y rejillas de metal. En su interior esconderá los ventiladores necesarios para que se muevan las largas cintas de hierba que cubrirán la superficie. Una vez en movimiento, esta hierba
simulada deberá alcanzar una altura que oscile entre los tobillos y la cintura del público. En algún lugar entre ella estaré escribiendo sobre un pizarrón las palabras de despedida al maestro muerto, borrando una y otra vez el texto escrito para volver a escribirlo. Esta acción tendrá lugar el día inaugural durante el tiempo que permanezca el público en la sala. En los días siguientes acudiré a la galería a repetirla, en las jornadas de la tarde, como el estudiante que asiste a tomar su clase. También su penitencia. El resto del tiempo la sala permanecerá abierta al público, la
documentación de lo sucedido se exhibirá en un tablet.
En el performance, la invocación del castigo escolar parte de significaciones trocadas porque el discípulo se ofrece, también, como médium para atraer la presencia del Maestro muerto. Y lo hace a través del pizarrón y la lección por aprender.
El texto será escrito con la mano contraria a la que habitualmente utilizo para escribir. En este gesto deberán confluir tanto la representación simbólica del proceso que desembocará en el aprendizaje, como el dolor y la penitencia ante la pérdida física, también la rebeldía, la negación del Maestro.
Hay en su muerte una condena definitiva a la soledad del discípulo. Ante el diálogo trunco, el acto de desaprender se convertirá también en un gesto necesario e irremediable de sobrevivencia:
¿Cómo imaginar –dirá el texto en el pizarrón–, veinte años atrás, que El Maestro moriría sin que lográsemos al fin encontrarnos? Quizás sí. Quizás siempre lo supe: La certeza del comentario y el funeral electrónico, dadas las circunstancias de la incomunicación en La Ysla. La
incomunicación en La Ysla. Lo he sabido por accidente.
Esta mañana, al oído, me ha dicho: Estar muerto es una mierda.
En el año después de la muerte de El Maestro, en el aniversario primero de su recordación, asociar una serie de sucesivas interrupciones eléctricas en medio de la madrugada, con la madrugada de su agonía y muerte.
Transcurrirán el día y la noche durante las jornadas diarias de (re)presentación: la luz aumentará y decrecerá en intervalos de treinta minutos. Durante la representación del día se escucharán, muy bajo, canciones románticas de las décadas del 70, 80 y 90 en Cuba: Farah María, Beatriz
Márquez, Annia Linares, Mirtha Medina, Sonia Silvestre. El público podrá sentarse a escucharlas si lo desea. La luz descenderá suavemente para representar la noche, el techo se cubrirá de estrellas, y cantarán los grillos…
Septiembre de 2016
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