Elvia Rosa Castro

Algo tan noble como el teatro de títeres está siendo usado como pretexto para despejar algunas variantes culturales que sabrá Dios a quién molestan.

No recuerdo si lo he dicho públicamente pero mi otra pasiones es el teatro, su mundo encantado. Desde pequeña, eh? Luego en la universidad pertenecí al grupo de teatro de mi facultad, la de Filosofía-Sociología e Historia. Mi primer viaje a Viñales fue formando parte de ese grupo, llevando una obra de “teatro para niños”, el llamado “octavo color del espectro”. Luego, llego a aquel Sancti Spíritus, ciudad que parece necesitaba rendir más culto a su realeza medieval: todos los jóvenes que allí encontré estaban vitalmente vinculados al teatro: Mercy, Aris, Corojo, Fernando, Gusta, Jorge, Leslie… Nuestro imaginario y el medioevo pasan necesariamente por el juglar y el retablo.

En pleno período especial iba a La Habana cada vez a ver las exposiciones y las puestas en escenas, sin distinguir dónde estaba la prioridad, si en las artes visuales o si en las escénicas. Por eso, cuando la cuarentena llevaba un mes y tuve la idea de añadir textos sobre teatro a este blog, ninguno de los convocados se asombró.

No obstante, no hubo entusiasmo. Las más cercanas me dijeron que ahora todo se reducía a payasos y títeres, que no había mucho de qué hablar y, dado que se trataba de gente digna, ajena al trapicheo oficial, no merecían ser objeto de una inmerecida ráfaga crítica.

Les confieso que pensé, una, que era metáfora, dos, que estaban exagerando. Pensé que hablaban de payasería para referirse a impostura o a que nada pasaba más allá de una chata representación y el chiste exagerado. “No seas payaso anda” x “no seas pesado” o “deja el artistaje”. Metáforas, eso pensé.
Tres personas me respondieron con las mismas frases, y pensé que era conspiración y pedantería hasta que me dicen, Elvi es literal.
Pues sí, títeres y payasos.

Simultáneamente, Tele Rebelde, el canal de la televisión cubana que transmite básicamente deportes, anuncia, nada más y nada menos en medio de una pandemia y toques de queda, donde las personas están irremediablemente confinadas, nerviosas, y víctimas de la zozobra que todos sufrimos a manos del puto COVID-19; en medio de toda esa situación angustiante y de asfixia, el canal de marras anuncia que sólo transmitirá la serie nacional de baseball local, tanto en vivo como sus respectivas retransmisiones, por si alguien se lo había perdido y quería aburrirse aún más.
Todos en casa mirando pelota 24×24.

Esto constituía una estocada mortal a la fanaticada del football en la isla, que ha estado en la mira de todo el pensamiento retrógrado local. Ser fan de football y no de pelota gente, es visto, a estas alturas, como un signo de pensamiento globalizante, extranjerizante e incluso anti cubano, sí señor. Allí eres culpable de algo si no te gusta el baseball.
No puedes ver un partido de football de esta temporada si no tienes el link pirata adecuado, suponiendo que tengas el VPN y saldo para las tarifas de Internet de Etecsa.

A veces los integrantes de la peña a la que pertenezco siguen las narraciones escritas de alguna página latinoamericana de Twitter o lo que les cuento, que malamente narro algo. Ellos siguen un fantasma, me dije con profunda tristeza. Una abstracción. No hay disfrute físico ni visual, sino pasión y febrilidad.
Pero gente, cuando a Tele Rebelde le sobra un espacio, qué creen uds que transmiten? Talleres de títeres gente! Talleres de títeres en un canal deportivo!

Hay una conexión interesante aquí y parece no ser casual: varios artistas censurados durante los 60 y 70 recalaron en esa costa. El refugio frente al que coarta se convierte en sutil recurso de coacción.
La censura tiene muchas caras, y es tan cruel cuando se ampara en algo tan noble.