Elvia Rosa Castro

Hay una obra icónica, de esas que se quedan grabadas en nuestra memoria sin mucho esfuerzo mental. Esa obra, que es una mega instalación se titula Suelo y formó parte Esporas, la histórica muestra colectiva de artistas emergentes en el Pabellón Cuba, 2010.

Suelo es un inmenso site specific  del artista José Eduardo Yaque (1985) donde él “opera” un corte del subsuelo en 3D para hablar de la memoria y de su fascinación por el sustrato de la tierra, la paleontología y el mundo de los minerales. Suelo daba fe de las habilidades de Yaque para trabajar el gran formato instalativo, algo que ya venía mostrando con aquel tornado gigantesco que tenía emplazado en su cúpula-taller del Instituto Superior de Arte. En 2017 Yaque volvería a esta pieza –esta vez sería Suelo autóctono– para reescribirla en un nuevo contexto, Detroit.

Con esta referencia quiero hacer notar la concordancia y organicidad en la carrera artística de Yaque, pues con estas pinturas que forman la muestra personal Erupción, él continúa con la observación cuidadosa de la naturaleza y la “investigación sobre el origen de los pigmentos y el universo cromático y formal de los minerales”. Erupción forma parte de un todo indisoluble y de una carrera que ha contemplado también la video-creación.

Erupción vendría a ser un ensayo sobre la propia pintura como fenómeno físico y, como algo consustancial, sobre la naturaleza. Yaque creció frente al malecón de Manzanillo, en el oriente de Cuba, muy próximo a las montañas de la Sierra Maestra y sobre todo de Cabo Cruz, una bella reserva natural conocida por sus barreras coralinas y el sistema de cuevas que aún guardan cemíes, según el propio Yaque me contara una vez. Estos accidentes naturales han ejercido una gran fascinación sobre él y su carrera artística

Maduración, 2019

Puede inferirse entonces que toda la obra de Yaque, y especialmente estos diez años de pintura que celebra la galería berlinesa Bode, está atravesada por una coordenada autobiográfica. El paisaje en sus impensables variantes con un fuerte sentido de la localía ya no sólo en evocaciones paisajísticas sino poetización de tradiciones: recordemos Maduración, un site specific de 2019 en la que Yaque recupera la tradición “oriental” del aliña´o, una bebida que comienza a prepararse-fermentarse desde que nacen los niños –en el seno de la familia- y se bebe a los 15 años de cada adolescente.

A decir verdad, tal vez sus primeras pinturas fueron los juguetones “huevos fritos”, anteriores al 2010 incluso, pero ya como ejercicio sistemático son las pinturas de látex y acrílico sobre lienzo de visualidad abstracta, sicodélica, y tonos aqua las que iniciaron este recorrido que hoy se cierra-inaugura con Erupción.

En el texto que acompaña esta exposición, Daleysi Moya, afirma que “La «erupción» escenifica la conexión entre ambos niveles, el interior y el superficial, y nos recuerda que la vida y la muerte son modalidades idénticas de un mundo permanentemente circular”. Precisamente Erupción está conectada con Suelo!, esta vez sacando, descubriendo todo lo que hay en él. De la serenidad a la violencia, tal ha sido su trayecto de ida y vuelta.

Erupción como el origen del mundo, punto de conexiones, nacimiento y destrucción. Como metáfora del ciclo de la vida,  cuyo núcleo vendría a ser la impureza. Erupción como espejo no distorsionador de la realidad –qué espejo no lo es? “Este fenómeno se expresa a través del color, la brusquedad de los contrastes tonales y la libertad desenfrenada”, leemos a continuación. “Esa, y no otra, es la sustancia de la tierra, la sustancia de la pintura, un magma ardiente en el que las cosas no existen aisladas sino también siendo otras cosas”, escribió Moya.

El 23 de este mes de septiembre Erupción tendrá una segunda entrega en la Galería Continua, San Gimignano que estará abierta hasta enero de 2024. En la sede habanera de esta galería, su obra forma parte de la muestra colectiva Como arena entre las manos.

Elvia Rosa Castro con Yaque y Matti en Espacio23

El arte de José Eduardo Yaque es extremadamente intuitivo y al mismo tiempo reposa en lecturas de alto voltaje intelectual. Él pertenece a esa raza de artistas neoilustrados que se fue gestando en la academia de arte del lejano Manzanillo. Allí se fundó una rara sofisticación generacional, una actitud y extravagancia renunciante-terciaria a base de yoga, budismo zen, poesía literatura, y filosofía de altos quilates. Su tesis de grado en el ISA, por ejemplo, fue toda una disertación sobre Heidegger.

A fines de 2022 Yaque mostró su obra en Estados Unidos como parte de su residencia en Espacio23 junto a la otra artista manzanillera Elizabet Cerviño.

Sigue este link si deseas consultar su biografía:

https://www.galleriacontinua.com/artists/jose-yaque-81/biography

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