El presente texto fue escrito para ser publicado en la revista ArtNexus, publicación en la que la obra de Rocío García no había sido reseñada. Casi todo estaba listo pero con la pandemia llegó también la crisis de esta notable y entrañable publicación. Por ahora sólo saldrá una versión online de la misma. Pongamos toda la energía y nuestro pensamiento para que se recupere pronto nuestro buque insignia.
Elvia Rosa Castro
En La Habana de estos años las mejores propuestas artísticas, al menos las visuales, ocurren en los espacios alternativos o privados (se entiende aquí alternativo a la institución). Sin estar amparados por una ley aún, todo lo contrario, los líderes de estos escenarios son más emprendedores, agenciosos, dinámicos y apasionados que los tradicionales especialistas o funcionarios que dirigen las instituciones, todas regidas por el estado cubano. Así tenemos Seis-Seis, Figueroa-Vives Estudio, Procesual Art, El Apartamento, Novo Estudio Párraga, D’Nasco Studio, Corral Falso entre otros, además de los eventos que suceden de manera efímera en casas privadas que no son sitios exhibitivos precisamente.
NG Gallery, con sede en Ciudad Panamá y La Habana, es otro espacio que se adjunta a esta movida. Esta vez inauguró el 14 de febrero, día de San Valentín, posiblemente la muestra de pintura más hermosa y sofisticada que veamos este año o tal vez más. Se trata de Sakura, exposición personal de Rocío García. En japonés sakura son ambos, la flor y el árbol del cerezo. En Japón, Sakura es la flor nacional. Cuando a mediados de los 80 Rocío García regresó a La Habana, cumplidos sus estudios en San Petersburgo, ya sus colegas de aula, quienes se habían quedado en Cuba, eran todas unas celebridades, José Bedia entre ellos. Darse a conocer entre aquellos fenómenos del llamado “renacimiento cubano”, habiendo perdido las referencias, siendo pintora y mujer era una tarea bien complicada para la cual ella no estaba diseñada, por lo que su reconocimiento público fue increíblemente tardío. Digamos que quince años más tarde fue cuando comenzamos a ver sus obras con regularidad. En términos promocionales, Rocío García nadó en las mismas aguas que la generación de los noventa y la segunda Pragmática (1).
De hecho su primera expo personal en un espacio orgánico del mundo del arte fue Geishas o Estampas de la vida que fluye, en la galería 23 y 12, año 1997. Ahora, a más de veinte años de aquella revelación, con Sakura Rocío retoma la imagen de la geisha samurái, no para trazar una parábola esta vez al fenómeno de la prostitución femenina en Cuba, dizque llena de universitarias e instruidas muchachas, sino como símbolo de belleza y sacrificio. En esta muestra de NG Gallery la geisha adquiere su estado mineral, su connotación absoluta. La sofisticación y la tendencia a la monocromía –aquí más acentuada con predominio del rosa- son otros ingredientes sustanciales que no la abandonan.
A partir de la belleza de la flor del cerezo –cantado por Chéjov y por Mishima-, Rocío construye todo un sutil imaginario donde lo mínimo ofrece la sustancia para lo bello, el refinamiento y la sencillez. Sus otrora personajes monumentales que formaban parte de narrativas escenas, ahora son diminutos seres experimentando la vida en ambientes precisos narrativamente hablando y sin embargo proyectan inmensidad. Son haikus visuales.


La ceremonia del cerezo, el evento cultural más célebre de Japón, lleva en sí el significado filosófico de lo efímero y la transitoriedad de la vida, cuya versión occidental estaría en Heráclito. Esta muestra de Rocío contiene esa noción del fluir pero también le añade el sentido del código del guerrero samurái que habla del esplendor, la belleza y la imposibilidad de una muerte ordinaria.
Rocío García, que tal vez en Latinoamérica y en el mundo ha sido la artista que con más vehemencia ha pintado el cuerpo del ser homosexual no lo ha hecho para hablar únicamente de esa condición en sí sino para comentar temas como el falocentrismo. Mentiría si dijera que sólo se trata de una coartada lingüística porque lo cierto es que su obra va más allá: denunciar la tiranía de la norma, el totalitarismo y en consecuencia el poder. Esa ha sido su trayectoria. Pero ahora estas cuestiones que han sido el eje conductor de su obra, quedan en la memoria. Y aunque no desdeña sus “personajillos” intrigantes, sí ha desterrado el entorno urbano y sus enclaves clásicos –bares, piscinas, habitaciones de inmensos ventanales…-. Ahora el ritual del Eros se ha desplazado al entorno natural y el núcleo no es el cerezo sino el agua, cuyo ruido dice lo que piensa. Si antes sus obras tenían el dejo de la denuncia, esta vez son un canto profundamente espiritual aunque de erótica intranquila. Refinadas a más no dar, sus pinturas también hablan del imperativo de la ablución y la pasión.
Si Rocío antes era considerada una artista de culto, ahora ya no tenemos dimensión para ubicarla.
Notas:
(1) DUPP. Desde una Pragmática Pedagógica. A esta segunda pertenecieron Wilfredo Prieto, Glenda León, Yoan e Iván Capote, Inti Hernández entre otros.
Otra reseña de esta exp puede consultarse en este link:
Related
Related posts
Estamos en Twitter
Top Posts & Pages
- TONY MENÉNDEZ
- Blog
- RESULTADOS DE LAS SUBASTAS PHILLIPS Y CHRISTIE´S
- DAR A OTROS Y A NOSOTROS, DAR MÁS: TRANSFERENCISTAS DE LAS ARTES
- IBIS HERNÁNDEZ PONE MALO EL PICAO
- CUBANOS EN EL SIGLO XXI: arte, artistaje, happy hour y transdilema IV
- JOSÉ ÁNGEL NAZABAL
- OTRA VUELTA DE TUERCA EN LA FOTOGRAFÍA I*
- OSE OBBINI MIMO NAA Oloddumare / Ella acaricia lo sagrado (unas notas sobre la obra reciente de M.M.P.B.)*
- ARTISTAS CUBANOS EN SUBASTA DE CHRISTIE`S
Recent Posts
To find out more, including how to control cookies, see here: Cookie Policy