Les presento en esta serie Guillermo Rodríguez (1986), residente en San Juan, Puerto Rico. Precisamente el año que le conocí y visité (2010) se graduó del Goldsmith’s College, en Londres. Posteriormente estudiaría una maestría en Artes Visuales en la Universidad Nacional Tres de Febrero de Buenos Aires.

Guillermo posee una habilidad finísima para subvertir el valor de uso de objetos cotidianos, y la noción de hibridez encaja de maravillas en su trabajo. Muchos de estas esculturas, provenientes de objetos alterados mínimamente, poseen una naturaleza interactiva. Desde muy joven Guillermo fue incluido en esa especie de biblia del arte contemporáneo en Puerto Rico titulada Frescos: 50 artistas puertorriqueños menores de 35.

Piedra caliente

Considerado un artista conceptual (y lo es de hecho) no arriesgo mucho en decir que la obra de Guillermo Rodríguez posee una columna vertebral que la sostiene y a partir de la cual podemos aventurarnos a especular: se trata de la relación, muy observada y estudiada en su caso, de naturaleza-cultura. La naturaleza como un a priori ready-made inevitable que nos tropezamos en el día a día, y la cultura vendría a ser la producción material y espiritual del hombre, dicho plano y simple. En esta intersección, la ciencia ocupa un sitio notable en su obra. Tal sería el caso de la muestra Haz por ejemplo en el 2015.

Sobre su origen explica Guilermo: “El 2 de marzo de 2015, la revista Nature Communications publica la primera imagen de una de las propiedades fundamentales de la materia1 . Por primera vez se capta en una foto la luz comportándose como partícula y como onda simultáneamente. Desde la época de Einstein, los científicos han tratado de observar directamente estos dos aspectos de la luz al mismo tiempo. Este estado en que la luz se comporta simultáneamente como onda y materia ha sido comprobado en múltiples ocasiones durante el pasado siglo, pero es sólo con la ayuda de un microscopio electrónico de transmisión (STEM)-EELS que por primera vez ha podido fijarse este fenómeno en una imagen. Partiendo del arte y la ciencia como disciplinas especulativas por excelencia, la exhibición Haz explora las cualidades plásticas y la materialidad de la luz mediante una serie de situaciones donde ésta es absorbida, refractada y reflejada en contextos cotidianos. Emulando de algún modo el rol del microscopio (STEM)- EELS, las piezas en la muestra funcionan como instrumentos/herramientas de la percepción. Haz sigue la lógica de un experimento; el espacio expositivo se convierte en una especie de mecanismo para aprehender el fenómeno lumínico. Haz reúne por primera vez Especulaciones, catorce óleos sobre lienzos circulares que documentan varios intentos fallidos de representar el tono que se percibe al encarar el sol con los ojos cerrados”.

Especulaciones

“También se presenta Las Perlas de Baily2 (Tornasol); un disco de asfalto tornasolado de tres pies de diámetro. Éste es complementado por una serie de rocas de asfalto que también refractan la luz; estos falsos-minerales recrean el fenómeno óptico que se produce al verter aceite de motor sobre la brea mojada. El aceite (en este caso esmalte) funciona como una especie de prisma que al reflejar la luz se tornasola descomponiendo su espectro en los colores del arco iris. Haz (Triángulo) consiste en capturar y redirigir triangularmente un haz de luz mediante un mecanismo de espejos. A modo de contrapunto científico, también se muestra en Recinto Cerra la primera imagen de la luz como onda y partícula”.

Guillermo vendría a reordenar o mejor dicho rediseñar la naturaleza en doble sentido: la explicada anteriormente y la naturaleza del objeto producto de la cultura. Ubicándolo en un mapa de relaciones, su obra estaría en una zona que incluye el conceptualismo contemplativo de Yornel Martínez y la perversión minimalista de Wilfredo Prieto.

Sobre su obra Rodríguez explica: “Abordando temas como la fragilidad y el anhelo, mi obra escultórica se puede resumir como el acto de entrelazar dos aspectos fundamentales: Cuerpo y Memoria. Transmitido a través de procesos de angustia material y transformación en el tiempo y caracterizado por el uso de objetos que despojados de su función original interactúan y reencarnan en el cuerpo físico y sus conductos de percepción”.

En paralelo a su obra creativa, y no menos importante, Guillermo Rodríguez ejerce como curador, promoviendo con sus proyectos a varios artistas de su generación. En 2012, Guillermo foro parte del proyecto Detrás del muro con la obra La inhabilidad de prever la praxis.

Rodríguez ha sido reconocido con diferentes grants y residencias artísticas como la Caribbean Cultural Institute (PAMM) Artist Fellowship; ICI Curatorial Research Fellowship; Marian Goodman Gallery Initiative in honor of the late Okwui Enwezor; Visa Pour la Creation Awarded by Institut Français;  El Serrucho, Awarded by Beta Local; Banff Centre, Jim Dinning & Evelyn Main Endowed Scholarship for Visual Artists; Henry Moore Foundation Grant for the development of Parabolas del Agua –an Exhibition of Contemporary Cuban Art;  Rauschenberg Residency, Captiva, FL, USA; Residencia Artistica FAAP, Sao Paulo, Brasil; Residencia Artística TEA Tenerife Espacio de las Artes;  Dos Mares Residency – Funded by Institut Français, Marseille, France; Residencia Saracvra, Rio de Janeiro, Brasil; Uberbau-house Programa de Residências de Pesquisa na Arte Contemporânea – Organized by Curatoria Forense, Sao Paulo, Brazil; Davidoff Art Initiative Residency, with Chus Martinez. A collaboration between Atelier Mondial and HGK FHNW, Basel, Switzerland, entre otras

Lira: Sillas de estudio del Banff Centre suspendidas mediante tres cuerdas de piano. El peso de las sillas crea la tensión que las cuerdas necesitan para producir sonido.