Elvia Rosa Castro
También es la época en que las galerías privadas y espacios alternativos proliferan, uniéndose al mítico Aglutinador en su vocación autónoma pero con propósitos más bien pragmáticos. Unos actúan bajo un hostigamiento visceral y otros desde la tranquilidad que únicamente es otorgada por una protección selectiva.
LA CONCRETA
Mi familia quiere un cambio (2007) es un vídeo de Luis Gárciga que genera cierta suspicacia política cuando se lee el título porque ipso facto todos pensamos en términos políticos (1). Por aquello del cambio. En este caso el artista sólo registra, documenta sin apenas intervenir. Sus protagonistas se “están representando a sí mismos” cuando explican qué van a realizar dentro de sus casas: baños nuevos, cuartos. La familia traza nuevos diseños para el hogar. Lo que me llama la atención en este vídeo es que el autor apunta a algo: a cómo el héroe y la hazaña se constatan en el día a día, y cómo el espacio geográfico se vuelve más tópico y prensado: de la patria a la casa; de la escuela al repasador, del colectivo al yo. De la lucha por un ideal a la lucha resumida en conseguir lo elemental para sobrevivir el día a día. En esta obra, la persona que posee un proyecto es la medida de todas las cosas, no un ideal que ya se les ha vuelto inalcanzable o abstracto. La noción de emancipación se traslada a un terruño en que ahora se entra voluntariamente. La persona se traza una meta al tiempo que es capaz de pensarla y se conoce apta para cumplirla, sin pretensiones metahistóricas ni relatos increíbles (2).

Y los medios pueden provenir del mundo de la construcción de última generación, como el pladour por ejemplo, o muy precarios, como los que tiene a mano la mayoría. En este sentido una pieza interesantísima es la que sirvió de tesis de graduación del Instituto Superior de Arte a Yornel Martínez: Cielo concreto. Una plancha de cemento y cartón con el rótulo de «cielo concreto» pende de unas ramas del campus de dicho Instituto, a la altura de 1.80 cm aproximadamente. Lo que al principio parecía un juego conceptual de analogías entre lenguaje y solución formal, además de un homenaje a Wittgenstein, se convirtió en una obra de un contenido bastante crispado. Cielo concreto repara en la precariedad de nuestros anhelos, en su baja escala o nulidad, en el desmoronamiento de la gran utopía que es licuada en algo muy personal: en el anti proyecto, hablando en términos modernos (3) .

Estas y otras obras realizadas por artistas bien jóvenes (4), se insertan dentro de algunas tendencias que pueden ser visibles hoy en el panorama artístico insular:
– Estetización del documento. Clara raíz sociológica y documental. Provocadora. Esta va desde la denuncia abierta como agenda, hasta el énfasis en la memoria como nuevo espacio geográfico o la apelación a ella para reivindicar un pasado muchas veces mejor. En la Cátedra de Arte de Conducta de Tania Bruguera, que suplió una enorme carencia pedagógica, se nuclearon básicamente estos jóvenes. Tania capitaliza el último aliento de lo utópico aferrándose a una mínima posibilidad de realización, gestionando el “fracaso” garantizado por las autoridades oficiales como clave del éxito. Ella se desentendió de la oferta confortable que brinda el mundo simbólico del arte y sólo lo usa como plataforma de visibilidad donde no se reposa. Artivismo. Hiperactividad honesta. Vita activa vs vita contemplativa. “Accionismo heroico” que en cierta medida ha reconfigurado el imaginario de la izquierda en Occidente. Tania acaso es la única que pone toda la carne en el asador.

– Fuerte presencia de un sensualismo que restituye el papel de los sentidos y nos sume en una actitud contemplativa de la naturaleza. Son piezas neoilustradas, hijas de la crítica a la noción occidental de representación, acunadas en la introspección y en viajes interiores, en donde el ego queda anulado, agrisado o ablandado y donde prima el paisaje menos convencional. Adictos a la literatura, estos creadores han cortado todo vínculo con las nociones de patria y compromiso. En la mayoría de los casos comulgan con producciones efímeras o mejor dicho, con la noción de lo efímero y povera (5). Detrás de ellos están las enseñanzas de importantes intelectuales y creadores cubanos: Desiderio Navarro y su descomunal proyecto Criterios, Gustavo Pita, Gabriel Calaforra, Nelda Castillo, Eduardo Ponjuán, Luis Gómez, René Fco Rodríguez, Tania Bruguera y José Ángel Vincench fundamentalmente.


– Descrédito de los discursos tradicionales a partir de la investigación histórica. Se trata de artistas muy jóvenes, historiadores de nuevo tipo que desde una subjetividad que raya en el lirismo, pasan revista al sistema de enseñanza, a la historiografía tradicional y el canon histórico (6). Me gustaría llamar la atención de que no se trata de una variante neohistoricista en el sentido posmoderno referido por algunos estudiosos y que fue resumido en su momento y de manera brillante por Suset Sánchez. Este de ahora es revisionista: ellos no hurtan estilemas a partir del pastiche, ellos revisan y construyen a partir de su visión muy personal de los hechos históricos.

– Autoconciencia crítica del arte. El liderazgo de Lázaro Saavedra a comienzos de siglo y el de Luis Gómez y Antonio Margolles en el Taller de Nuevos Medios en el Instituto Superior de Arte ha tenido un peso cardinal en el discurso de muchos jóvenes. En el caso de Saavedra en los modos en que se asume el performance como género que puede ser copiado del “original” (7); en el de Gómez y Margolles vemos el uso del medio que se interroga a sí mismo, sumado a cuestiones y especulaciones de corte metafísico (8).


– Frente a nosotros hay todo un segmento creativo, desfronterizado y aromático, marcado por un estado de ánimo que no es el miedo ni la náusea moderna sino una melancolía crónica: un blue global cultural sin aparente asidero. Grotesco y tierno. Un blue generacional que he tenido delante de mis ojos y en algún momento traté de explicarlo advirtiendo viajes introspectivos, poesía, etcétera, etcétera…, pero esto es otra cosa! Son esos trayectos sí, son egos ablandados sí, hay destellos poéticos pero no hay pretensión y por tanto no hay artistaje: sólo un autorretrato anímico a través de la pintura. Diría que se trata de una obra enteramente desinteresada y además, narcisa (9). Aunque haya nacido de una historia bien particular ella nos habla de su orfandad: ni ideología, ni patria ni amos ni padres (10).

-Presencia del kitsch sin timidez alguna. No como resultado de una perversión del sentido o la necesidad de una coartada para hablar de vaciamiento ideológico o cultural, no. No kitsch en calidad de “malas formas” sino como algo genético y orgánico, de lo cual, por supuesto no se tiene conciencia. El kitsch que no es kitsch, que existe aquí en estado puro, sin un sujeto que lo manipule, ha llegado a su estado banal, desinteresado. Una vez en este punto ya no vale la pena encargarse de él.
Se trata de lógicas dominantes pero no exclusivas ni excluyentes. Todo aquí es absolutamente cruzado e intercambiable. Esas tendencias se manifiestan como una plataforma democrática o una coral desafinada que incluye alta dosis de diseño gráfico e industrial (11), obras procesuales afincadas en la estética relacional (12), la proliferación del performance en tanto culto a lo efímero y líquido o el gesto en tanto una metáfora de escaramuza guerrillera, o solo como acontecimiento y fugacidad (13). La revancha de la pintura merece un capítulo (14). La Habana y Miami son documentadas con swing (15).
En otro escenario vemos iInstalaciones de elevado costo con una visualidad cool o hightech. Visualidad pop-pulp (pulposa). Coolsilería. Estética de la repostería con alta dosis de elementos kitsch. (Esta se da más a nivel formal pero denota, al mismo tiempo, una cuestión de actitud: frialdad y vacuidad matizada con algún que otro recurso violento, sobre todo cuando se trata de arengas de género, pero el énfasis se hace más en el recurso que en el discurso) (16).

Algo a tener en cuenta es la preservación del conceptualismo en disímiles expresiones, desde la crítica al lenguaje, pasando por el cuestionamiento a los esquemas representacionales de Occidente, hasta la crítica de orden político. (La relación imagen-texto se vuelve protagónica junto a la producción de libros-objetos; otro tanto ocurre con la fotografía) (17). La video creación y los nuevos medios en general (18) han sido el cuenco que guarda acaso las obras más ríspidas y directas de estos años.

Es la época, además, de la creación de Inventario, proyecto creado en la Fundación Ludwig de Cuba con el propósito aparente de que cada joven exponga su dossier y obra por un día (esfuerzo vano que sólo funciona en el CV), mientras en el fondo se trata de una política controladora de una institución que se vende atractiva al extranjero tras su categoría de ONG, siendo la más oficialista e hipócrita de todas. Este dato ni siquiera pasa por la mente de los jóvenes creadores, quienes exponen allí sin recato ni cuestionamiento. También es la época en que las galerías privadas y espacios alternativos proliferan, uniéndose al mítico Aglutinador en su vocación autónoma pero con propósitos más bien pragmáticos. Unos actúan bajo un hostigamiento visceral y otros desde la tranquilidad que únicamente es otorgada por una protección selectiva. Galería Continua logra atravesar la “cortina de hierro” insular y se instala en La Habana generando bocanadas de suspicacia hacia una oficialidad que juega al “sí pero no” o “has lo que yo digo y no lo que yo hago”. Típico.


La capital cubana tiene todos los ingredientes para venderse como una urbe atractiva a los ojos inexpertos e ingenuos pero inversionistas de cualquier tipo de capital: proyectos elitistas y mercaduales encarnados en dos galerías, Continua –global- y El Apartamento –local-; Detrás del muro, populista y dizque comunitario y educativo; los espacios alternativos y por supuesto que sí, las instituciones oficiales. Y, en el centro de todo eso, el vedetismo artístico, tan brillantemente encarnado por Miss Bienal, performance de Luis Manuel Otero realizado en la Bienal de 2015.

Son los tiempos en que La Habana y Miami se olisquean y seducen sin pudor, quebrando prácticas arraigadas en ambas orillas, urdiendo colaboraciones, no ya individuales y autónomas sino a nivel institucional. La distancia se ha acortado tanto que hay un chiste para ello: “algunos cubanos van a hacer el súper (mercado) a Miami”. Pero sobre todo, nos ha acercado a todos a aquellos míticos del llamado “Renacimiento cubano”, tan lejos hace poco. Esto, que parece algo normal, ha permitido a los más jóvenes mostrar sus respetos pero también sus confesas carencias referenciales respecto a ellos. Ha permitido que las nuevas generaciones se sacudan el lastre que por años pesaba sobre ellas. Se acabó la deuda y con ella la nostalgia de un tiempo pasado que no necesariamente fue mejor, acaso diferente.
También son tiempos en que todos hablan del Decreto 349, un mandato que oficializa la censura dentro del arte como nunca antes; y que trae más caos, burocracia y corrupción, también. Sin embargo me interesa destacar el posicionamiento del artista en este escenario, dado que es una conducta recurrente: los creadores se debaten entre la oposición a la censura institucional contenida en la escritura del mandato y la sospecha de una manipulación dentro del propio gremio artístico. Vi que el rechazo de muchos artistas a firmar el documento de protesta está matizado por cierto dolor y una angustia anclada en la duda, mientras varios de los firmantes también pasan por estos trances existenciales. Siempre hay un doble rasero que pauta la conducta de cualquier involucrado. Y el miedo y la suspicacia, donde se dé, al volverse consciente o cínico, duele.
Notas:
(1) En un texto titulado «Noveles (dis)continuidades», Claudia Felipe afirma que dicho título –el de Gárciga–, es el más desafortunado de la muestra …topías. «Desdichado, ya no por fijar miras en el chiste picante y “contestatario”, tan socorrido para convocar a las palmas, sino por orientar arbitrariamente el examen de su obra hacia la “peor tradición” de estridencia política del arte cubano». (2007). A mí, en cambio, me parece que uno de sus atractivos consiste precisamente en establecer esa identidad entre título y lo que ha querido mostrar. Una cosa es el título de Gárciga y otra todo el prejuicio y vicio político que muestra cada cubano dentro y fuera de la isla. Gárciga emplaza una trampa a esa obstinante manía que tenemos de estar pensando en términos contestatarios, de estar siempre a la defensiva. Ese video no podía llamarse de otra forma y le quedó bien. Cualquier suspicacia queda puesta por el espectador.
(2) La mayoría de las obras de Ernesto Oroza, tanto sus videos como libros e instalaciones nos hablan de este pragmatismo.
(3) En esta misma cuerda se encuentra Diana Fonseca, quien dio en el blanco con su video Pasatiempo (2004), en el que reproduce un entretenimiento muy común en los niños: coserse la piel de las manos con una aguja. Pero lo que Diana se cose o dibuja en sus manos son casitas, avioncitos y nubes: registro de los más elementales sueños de cualquiera: vivienda y poder viajar. Algo que en Cuba se convierte casi en un imposible.
(4) ¿Qué nos inspira?, valla-pintura de Jorge Wellesley, aplica perfectamente para argumentar mi tesis.
(5) Basta con recordar Gong, personal de Irving Vera y Hidden, colectiva de algunos mencionados arriba. Ambas muestras fueron emplazadas en la galería Luz y Oficios. Otra expo que también puede ayudar a trazar varias cartografías fue La cosecha, curada por Darys Vázquez en el 2007, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. Allí comenzaron a verse aquellos espectaculares huevos fritos de José Eduardo Yaque que luego repetiría por años hasta el cansancio. En 2013, Cápridos, de la novísima Dania González en el Centro Lam, merece más que una mención.
(6) Tal es el caso de Los olores de la guerra, de Reynier Leyva Novo, obra de calibre total que atraviesa al resto de las variantes. Ranfis Suárez, Rigoberto Díaz Martínez, jorge&larry, Hamlet Lavstida y José Mesías pueden ser considerados el núcleo duro.
(7) Lázaro Saavedra y el colectivo ENEMA.
(8) Marlon Portales, Evelyn Aguilar Sánchez, entre otros citados en varias notas.
(9) Osy Milián, Niels Reyes, algunas piezas cándidas de Leonardo Luis Roque, otras de Alejandro Campins; Maykel Sotomayor, Thai Ma Campos, Maikel Domínguez, Lisyanet Rodríguez y un segmento de la producción de Adislén Reyes resumen esta cuerda.
(10) Los jóvenes crecidos durante el “período especial” en Cuba no sólo son hijos de todos los desencantos modernos sino que muchos fueron criados lejos de sus padres. Estos, buscando un futuro mejor para su prole, tratando de alejarles de las penurias que tuvieron que vivir ellos, se vieron forzados a enrolarse en misiones médicas o deportivas por un lado. A emigrar y a morir por otro. Y también a prostituirse. Los niños, en el mejor de los casos, quedaron al amparo de las abuelas. Una suerte de Operación Peter Pan a la inversa. En otro sentido, muchos de los que lograron viajar o quedarse unidos dan fe de una sobreprotección o bitonguería inédita. La familia se convierte en patria. Los tatuajes de estos jóvenes pueden servir de pista.
(11) Sobre la relación arte-diseño co-curé con Osmani Torres SOLUCION (ES) en el 2005, muestra que terminó recibiendo el Premio Nacional de Curaduría. Su corazón era el encargo como elemento esencial. También he escrito algo para las muestras Daños colaterales, That’s me in the corner y Meeting place. Pero aún no es suficiente. Ya desde lo teórico, mis apuntes se encuentran recogidos en «Retorno a la utopía. Propuesta artística en lugar de arte», publicado en la revista Artecubano y recogido en El observatorio de Línea… (Véase Castro 2008: 42). En un número de La Gaceta de Cuba dedicado al diseño aparece también mi textillo «El diseño está en el limbo». (Véase Castro 2006).
(12) Rigoberto Díaz Martínez, Julio César Llópiz y prácticamente todos los citados en la nota que sigue.
(13) Ángel Delgado como referente siempre. Héctor Remedios, Ranfis Suárez, Luis Manuel Otero, Susana Pilar Delahante, Katiuska Saavedra, Tatiana Mesa, Leonardo Luis Roque, Carlos Martiel, Raychel Carrión y el colectivo Balada Tropical proponen obras en una cuerda de ironía enfática y ácida crítica social. Elizabet Cerviño, Dayana Trigo Gabriela Reyna López, Yami Socarrás así como varios integrantes de la 4ta Pragmática (en los que puedo mencionar a Víctor Piverno) priorizan el lance poético. La casi desconocida tesis de grado de San Alejandro de Reynier Leyva Novo, consistente en pasar una semana retirado en el Escambray vestido con un enorme y pesado traje confeccionado de plumas, se inserta en esta variante de manera esencial. Este apogeo tuvo su origen en el Festival de Performance “Ana Mendieta”, fundado por DUPP en 1988, al cual le siguieron es este orden las Jornadas Nacionales de Performance en Cienfuegos y Cayo Carenas y el Festival Puente Sur en Mayabeque. Los Coloquios Nacionales de Artes Plásticas, organizados por la AHS, así como las Romerías de Mayo en Holguín resultan sin dudas, otros núcleos de creación y visibilidad a tener en cuenta sobre todo a fines de los años noventa. Amanda Alonso ofrece sus servicios públicos a través de su performance Hors d’oeuvre.
(14) Alejandro Campins es uno de los protagonistas de este capítulo que me gustaría titular la pintura contraataca. Hasta ahora la muestra piloto ha sido Bomba, curada por Piter Ortega para el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. en el año 2010. Rocío García con su taller “los fieras” en San Alejandro ha tributado varios nombres a esta fiebre. Ernesto García Sánchez, en un ejercicio de autoconciencia crítica respecto al género, produjo la excelente serie Pinturas que nacieron muertas, 2013. Y Leonardo Luis Roque, tratando cínicamente de desmarcarse del peso histórico que asfixia a los jóvenes creadores, titula toda su serie de pinturas con flores, Pintura política.
(15) Alejandro Gonzalez, Leandro Feal en La Habana; Ramon Williams en Miami.
(16) El colectivo Stainlees, Rachel Valdéz, Ariamna Contino, Alex Hernández, Mabel Poblet, Adrián Fernández y un largo etcétera visitan este rubro. Quien desee ver todo esto amalgamado en una de sus peores variantes repase las ediciones de Post-it, evento competitivo creado para comercializar la obra de los jóvenes menores de 35 años. A finales de 2010, precisamente en octubre 20 fue inaugurada la muestra El extremo de la bala, una década de arte cubano. Curada por Rewell Altunaga, joven creador perteneciente a la llamada “generación 00”. La exposición, caótica por naturaleza y por su emplazamiento en un espacio inapropiado, presentó a más de 90 jóvenes artistas activos ya en esa primera década. La acompañó la publicación de un catálogo de obligada referencia.
(17) En 2011 se realizó la muestra Ya sé leer. Imagen y texto en el arte latinoamericano en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. Un porciento considerable de jóvenes fueron incluidos en ella, conviviendo con clásicos del arte latinoamericano: Rafael Domenech, Elizabet Cerviño, Yornel Martínez, Reynier Leyva Novo, Rodolfo Peraza, Celia&Yunior, José Manuel Mesías, Iván Capote, Danay Vigoa, Irving Vera, Duniesky García, Luis Gárciga, Carlos José García, Douglas Argüelles, Katia Uliver, Jorge Wellesley, Hander Lara, Hamlet Lavastida, Alexander Guerra e Inti Hernández; así como un vídeo realizado por Grethel Rassúa, Luis Gárciga, Celia&Yunior, Javier Castro y Reinier Quer. Posteriormente Sandra Ceballos curó en Aglutinador La perra subasta, basada en la relación imagen-texto.
(18) Levi Orta, Rodolfo Peraza, Alejandro Figueredo, Néstor Siré, Fidel García, Hamlet Lavastida, Grethel Rassúa, Luis Gárciga, Celia&Yunior, Javier Castro, Reinier Quer, Jeosviel Abstengo, Analía Anaya y Humberto Díaz así como Marianela Orozco entre muchos otros configuran este acápite. Vale decir que el prejuicio cubano contra el documento es galáctico, por lo que sus prácticas adquieren un tono de valentía artística. En estos meses de 2019, en el ámbito teatral, Mercedes Ruíz y Yohayna Hernández González trabajan con “las “historias de vida”, un proceso de trabajo de campo riguroso, casi literal, llevado a las tablas. En ambos casos, se trata de trazar nuevas geografías a partir de la imagen pura y dura, sin mucho maquillaje tropológico. Por otro lado, Diana Fonseca, Luis Enrique López y Evelyn Aguilar desde el video se encarnan en cuestiones metafísicas como el tiempo. El vídeo interactivo a lo súper Mario tuvo sus exponentes innegables en Carlos José García, Rodolfo Peraza y Rewell Altunaga. Piezas producidas por artistas de otra generación que considero medulares son Miedo y poder expuestos, de Carlos Montes de Oca y Marte: nueva patria para reposar, de Ernesto Leal; Loop, Trata o tratado y Rosario, todos de Luis Gómez. Homenaje al soldado desconocido, de Magdiel Aspillaga; Alfabeto del pensamiento (con estos signos hemos legado nuestras incoherencias) y Evolución de Antonio Margolles; Enemigo provisional de Ernesto Oroza, White Corner y Black Sun de Alexandre Arrechea; Reportaje, de Raúl Cordero (en mi opinión, antecedente indispensable del aluvión documental) y Esperando el deshielo (cuéntametuvida), de José Hidalgo. Agregaría La entrevista, de René Rodríguez. Más allá de exposiciones puntuales como Fast Forward, Moving fast, Reality show y Copy Right entre otras, por ejemplo, Zalle Cero, espacio liderado por Andrés Abreu, se convirtió en el referente sistemático habanero para poder ver la producción audiovisual insular.
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