Yornel Martínez: Dedicaste más de una década a la enseñanza de arte en la cátedra de pintura del ISA y fuiste, junto a Flavio Garcíandía y Osvaldo Sánchez, uno de los artífices de la renovación de los planes docentes de esa institución.. Podrías hablarme de esa etapa ?

Consuelo Castañeda: En la época de el ISA se simultanean muchas fuentes para enseñar, básicamente yo tenía un antecedente recibido por los profesores rusos para reproducir irónicamente la realidad, le llamaban ‘pintura del natural’. Los profesores soviéticos eran analíticos y mis ojos dejaron de llorar en la gestión de ver. Los sensores no se victimizaban.

Me eligieron como asistente, no sabía que me peparaban para enseñar a otro, sólo pensaba que me estaban enseñando a ver, conocí su metodología.

La academia Repin era renacentista siglo XVIII.

No importaba lo que veías sino cómo lo veías, cómo la óptica operaba en tu percepción, cómo era la temperatura: dos palabras claves “cálido y frío”. La temperatura de la luz.

Ya en ese entonces daba clases prácticamente a mis compañeros. Terminan estos profesores soviéticos su programa de intercambio y sugieren o casi exigen que yo les sustituya; me habían preparado durante mucho tiempo.

Entonces como profesora del ISA me asignan el primer año, año que siempre amaré, era mi preferido. este año estaba destinado a ilustrar al estudiante el contenido y el programa de los cinco o seis años venideros dentro de la institución. 

Pero lo que más me gustaba era recibir y nivelar a todos los participantes; recibir estudiantes que tenían siete años de estudios de artes visuales previos con tutores extraordinarios, con una obra incipiente y recibír matemáticos expulsados por razones políticas de la Universidad de La Habana que se acercaban de oyentes…Se trataba de romper tus normas y respetar al otro como te respetas a ti mismo. 

Las habilidades y las limitaciones, con todas ellas puedes crear. Si tienes una uña larga y metes el dedo en un pomo de tinta y dibujas con ella una línea es tan LINEA como la que dibujas si te faltara una falange.

Aún en el primer año la enseñanza no era tutoral, como corresponde a un nivel superior. Tuve que instrumentar elementos de seducción con mis estudiantes.

Enfrentábamos la información juntos, todos éramos responsables de leernos algún libro sobre el tema que tratábamos. Simplemente investigábamos.

Ya en ese entonces me leía Umberto Eco, de quien tomaba las estructuras semiológicas para crear ejercicios. Sus libros: Signos, La estructura ausente, Obra abierta, Tratado de semiótica general  fueron capitales para crear metodologías que podían organizar la intención comunicativa de los estudiantes.

Coincido entonces con Flavio Garciandia, quien padece del “mal de archivo”.

Es ese entonces Flavio había viajado a los Estados Unidos, invitado junto a Ricardo Rodríguez Brey, José Bedia y Gustavo Pérez Monzón a la escuela de Luis Camnitzer. Un gran pedagogo!

Flavio trae consigo innumerables ejercicios que Luis Camnitzer instrumentaba en su centro, además del significativo texto de Thomas Mc Evilly “El ademan de dirigir las nubes”, donde establecía alrededor de 14 parejas de categorías a considerar en la gestión de la creación, especialmente visual: el Tiempo, la Escala, el Material,.., ya todo connotaba .

A partir de este ensayo es que comenzamos a estructurar ejercicios donde estas categorías participaban conscientemente. Eran tan efectivos estos ejercicios que hasta yo me los aplicaba a mí misma.

De ahí me resultó la obra sobre mi mamá, una historia en 70 páginas y un retrato de mi madre y yo que construí con el cabello de ella y el mío configurando la fecha de nacimiento de ella y la mía, la materia se expresaba en sí misma.

Flavio traía a clases mucha información y convertíamos los performance de artista en ejercicios. Fue una experiencia extraordinaria

Mis objetivos fundamentales durante esa etapa docente en el ISA fueron eliminar las disciplinas del arte e incrementar la enseñanza tutoral; quise que los talleres artesanales fueran dirigidos por las personas más sabias (artesanos), pero esto no significaba que estas mismas personas fueran los tutores del proyecto. El estudiante debía seleccionar a su mentor (tutor), inclusive si este no pertenecía a la institución educacional donde se desarrollaba el proyecto.

Las ideas del estudiante determinarían en qué áreas de realización se desarrollarían las disciplinas artesanales de dibujo, pintura, grabado, escultura etc. No debian ser exclusivas sino simplemente herramientas creativas para todos. Me fue muy difícil lograr esto, una cosa tan sencilla.

Recuerdo que como profesores éramos muy rigurosos preparábamos una críticas que le ponían los pelos de punta a cualquiera, pero pienso que siempre le hice sentir a todos mis estudiantes que debían ser conscientes de su gestión como comunicador y que de seguro portaban todas las herramientas necesarias. Por eso todos me quieren.

*Ediciones* del artista Yornel Martínez contempla entre sus proyectos venideros, la publicación de entrevistas a artistas. Esta que entregamos hoy es únicamente una pregunta de las varias que Yornel realizó a Consuelo.