Fernando Rodríguez (1970)

Contenidos comprimidos, 2016

Es muy probable que Francisco de la Cal sea, junto a Fermín Gabor, el alter ego o heterónimo más vital y seductor de nuestra cultura en los últimos sesenta años. Pero a diferencia del letrado de Ponte, de la Cal se mueve en la cuerda del ingenuo que finge no entender mucho lo que sucede a su alrededor, más cercano a los personajes caricaturescos de la república. Tal coartada ha sido posible porque Francisco de la Cal, poblador de la Ciénaga de Zapata, quedó ciego en 1963.

Tal es el rol de Francisco de la Cal en el discurso de Fernando Rodríguez que este también lo incluye en la firma de sus obras: dibujos, bocetos, esculturas, vídeos. Sin embargo, a partir de las series De una experiencia colectiva y Puramente formal, de la Cal perdió su fisonomía habitual y única bajo el influjo de la experiencia de la colectividad. Apenas lo reconocemos por el sombrero. Los procesos de alienación y enajenación encapsulados en el par hombre-masa de Ortega y Gasset hicieron que perdiera su fisonomía. Y es muy lógco que esto suceda puesto que Francisco de la Cal no posee certificado de nacimiento ni está registrado en sitio estatal alguno. No existe como número, ni como persona.

Hay una obra instalativa en que Fernando Rodríguez radicaliza la trayectoria de su partner ,y lo desaparece. Se trata de Contenidos comprimidos, un site specific compuesto por 50 balones de gas comprimido, exhibido en la muestra colectiva Interruptos-continuos. Bye, bye John, donde el Estudio Figueroa-Vives, que celebra precisamente en estos días sus 25 años, festejaba dos años de colaboración con la Embajada de Noruega en Cuba. El momento también servía de despedida al embajador noruego John Peter Opdhal, iniciador del proyecto.

Un statement del artista nos dice:

Mis obras han estado siempre estrechamente rela­cionadas con la idea de lo múltiple, la masividad, la acumulación. Es para mí una condición estética y una idea obsesiva. Me interesa el diálogo entre las personas, los objetos y sus espacios de convi­vencia. Me preocupan las relaciones entre unos y otros en esos contextos ─públicos o privados, ru­rales o urbanos, globales o no─ donde se pierden, confunden o distorsionan las distancias entre los seres humanos. Me preocupan también las mira­das «ciegas» en tiempos donde el contacto físico va desapareciendo.

La cosificación que supone este “retrato de grupo” y el nivel de violencia contenida en la figura “balón de gas” representa el tránsito, otra vez, de una experiencia a otra: de la vida privada a la social; de lo cotidiano a lo trascendental; la diferencia de la uniformaidad. Esta pieza cocina algo: ¿una estampida en masa? ¿Una emigración masiva?¿Otra? Por lo pronto retrata al hacinamiento como vía de anular el Yo.

Contenidos comprimidos es una de las pocas obras en que Fernando Rodríguez toma distancia del humor que caracteriza su producción visual. Es grave, su estructura habla de pericia y domino del espacio. Y mete miedo.